Las distancias entre los grupos económicos y sus resultados en el sistema educativo son muy marcadas en el Uruguay. Al punto que superan las diferencia de la región. La buena nueva es que se han reducido algunas brechas, pero siguen siendo importantes. Esto se desprende del informe del Instituto nacional de Evaluación Educativa que estamos desmenuzando y que nos expone a algunos resultados que no quisiéramos ver. Por ejemplo niveles de asistencia escolar. También cabe valorar que un organismo oficial es capaz de mostrar aciertos y errores de políticas públicas lo que es bueno.

Excepto por el ciclo de educación primaria —población de 7 a 12 años—, que toda la región ha universalizado y Uruguay lo hizo tempranamente, los datos muestran que Uruguay ha quedado detrás de los países de América Latina con similares niveles de desarrollo relativo. En términos generales, los datos sugieren que mientras otros países han tendido a la convergencia a la vez que han avanzado en lograr mayores niveles de igualdad, Uruguay no lo ha hecho. En algunos grupos de edad Uruguay ha avanzado más lentamente que la región hacia una mayor igualdad, mientras que en otros segmentos se ha estancado en el avance. Para el conjunto de grupos de edades entre 7 y 24 años, Uruguay aumenta la desigualdad de acceso entre quintiles 1 y 5 durante la década de 1990, y comienza a revertir la tendencia a partir de la década de 2000.

Para la población de 13 a 19 años, Uruguay presenta los menores niveles de acceso en la región así como el mayor nivel de desigualdad entre los quintiles 1 y 5, muy por sobre el promedio regional. No solo el nivel de acceso es el menor entre los cinco países, sino que

Uruguay es el que menos ha logrado mejorar en el acceso en los 20 años que van entre 1995 y 2015. En términos de desigualdad de acceso, Uruguay revierte la tendencia hacia la desigualdad de la década de 1990 en el quinquenio entre 2000 y 2005, para luego estancarse en valores aún altos. Para 2015, la distancia de Uruguay hacia la meta de igualdad de acceso entre el quintil más rico y el quintil más pobre es el doble que la distancia de Costa Rica hacia la meta y más de cuatro veces la distancia de los otros países hacia la meta. Para el grupo de edades entre 20 y 24 años, solo Brasil presenta niveles de acceso y avances menores a los de Uruguay. Aun así, los niveles de desigualdad de acceso son mayores en Uruguay que en Brasil. En Uruguay, la diferencia en acceso entre el quintil más rico y el más pobre es de 5 a 1, mientras que en los casos de Argentina, Chile o Costa Rica es menor. Sin embargo y a pesar del alto nivel de desigualdad, para este grupo de edad Uruguay registra un marcado descenso en la desigualdad de acceso a partir del año 2010, en que la distancia era de 7 a 1.

Uruguay no cuenta con información sistematizada que permita elaborar una foto de la situación de poblaciones vulnerables, en particular respecto de discapacidades, con niveles adecuados de confiabilidad en la representatividad de los datos. Aun cuando la ANEP ha definido dentro del macro objetivo 5 del plan 2010-2030 atender esta realidad y está llevando adelante varios procesos de sistematización de información al respecto, no es posible aún evaluar la posición relativa del país ni la distancia de la meta con la información disponible (ANEP, 2010).

En conclusión, Uruguay segrega fuertemente a los estudiantes según su condición socioeconómica, incluso para los parámetros regionales (INEEd, 2014). Esto es un aspecto muy importante para la política, no solo educativa, dado que en la medida en que dicho problema no se aborde, difícilmente se lograrán las metas de calidad y equidad.