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El cortocircuito que genera en México un presidente como Donald Trump, que ha vilipendiado desde hace años a los habitantes del vecino del sur, no ha evitado que Andrés Manuel López Obrador haya dirigido numerosos halagos a su homólogo tras la reunión que han mantenido este miércoles en la Casa Blanca.

“En vez de distanciarnos hemos optado por viajar juntos, hacer a un lado las diferencias con diálogo y respeto mutuo. Hemos tenido desencuentros y hay agravios que todavía no se olvidan, pero también hemos podido establecer acuerdos tácitos y explícitos de cooperación”, ha recalcado López Obrador, para después elogiar a su homólogo estadounidense, el más antimexicano de la historia reciente. “En vez de agravios hemos recibido de usted comprensión y respeto”, ha dicho.

“La relación de Estados Unidos y México nunca ha sido tan estrecha”. Con estas palabras Trump ha dado prácticamente la bienvenida al mexicano, a quien ha agradecido que su primera visita al extranjero en más de año y medio como presidente haya sido a Estados Unidos. La cumbre unió a dos líderes que habitan en distintas galaxias ideológicas y, aunque no lo pareciera este miércoles, mantienen intereses radicalmente opuestos en comercio e inmigración. Lo que sí comparten es un talante propenso a la polémica. El encuentro ha proporcionado a México un balón de oxígeno para el futuro de su economía, en medio del arranque del nuevo tratado comercial de Norteamérica, el T-MEC, sin importar el rédito electoral que vaya a sacar Trump de esta visita.

La intervención posterior al encuentro, celebrada en el Jardín de las Rosas y en la que no se admitieron preguntas, estuvo repleta de halagos entre los mandatarios. Trump también subrayó las coincidencias con López Obrador. “Fue elegido para luchar contra la corrupción y para devolver el poder al pueblo... Ambos tenemos el interés de poner a nuestros países primero... Usted lo hizo, yo lo hice”, le dijo el republicano viéndole a la cara.

López Obrador recurrió a la relación que mantuvieron el republicano Abraham Lincoln y Benito Juárez, al que continuamente se refiere como el mejor presidente de la historia de México, para hacer un paralelismo con la relación que viven ellos. “Algunos pensaban que nuestras diferencias ideológicas deberían llevarnos al enfrentamiento, afortunadamente ese mal augurio no se cumplió”, ha dicho López Obrador. “Fantástico”, repitió en un par de ocasiones Trump. Horas después, ambos mandatarios reincidieron en los cumplidos. “Somos amigos contra todo pronóstico”, dijo el estadounidense en otro breve mensaje conjunto. “En efecto, fallaron. No nos peleamos. Somos amigos y seguiremos siendo amigos”, complementó Obrador.

Ambos mandatarios, pero especialmente López Obrador, celebraron el nuevo tratado comercial entre los dos países y Canadá, cuyo primer ministro, Justin Trudeau, rechazó acudir a la reunión. “El potencial futuro de Estados Unidos y México es ilimitado”, glosó Trump, quien al principio tuvo palabras de agradecimiento a los 36 millones de mexicoamericanos que viven en su país. “Son increíbles, gente trabajadora”, dijo, lejos de los ataques que, una y otra vez, ha desplegado contra los mexicanos y centroamericanos. Sobre migración, apenas hizo una referencia: “Estamos trabajando para combatir el narcotráfico y en crear nuevas leyes migratorias. Hemos tenido resultados significativos en la zona sur”.