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El coronavirus ha revolcado los planes de todo el planeta. Los de Joe Biden, también. El favorito para la nominación demócrata, resguardado en su casa para cumplir con las recomendaciones de aislamiento de las autoridades, se enfrenta a un escenario cada vez más complejo de cara a las elecciones de noviembre. Donald Trump, que se refiere a sí mismo como “un presidente de guerra”, controla el ciclo informativo con extensas ruedas de prensa y goza de una popularidad que acaba de alcanzar su máximo desde que llegó a la Casa Blanca.

El nuevo tablero del juego está pasando factura al ex vicepresidente, a juzgar por los últimos sondeos. En febrero le sacaba siete puntos de ventaja a Trump y, ahora, según la misma encuesta de ABC y The Washington Post, están prácticamente empatados (47%-49%). Mientras tanto, en las casas de apuestas creen que el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, uno de los políticos más aplaudidos durante esta crisis, ya supera a Bernie Sanders como el candidato con más opciones de ganar la nominación.

El Partido Demócrata prometió 12 debates al arrancar las primarias, en la que llegaron a haber más de una veintena de candidatos. Ahora que por primera vez hay solo dos aspirantes en pugna, el debate que falta está en el aire. El último, celebrado el 15 de marzo, se trasladó de Arizona a Washington DC para que los equipos de Biden y Sanders no tuvieran que trasladarse en circunstancias en las que se pide evitar los viajes. Sanders llegó herido a ese encuentro tras acumular derrotas en Estados claves del Supermartes. Desde entonces, la tendencia de los votantes ha continuado favoreciendo a Biden en la mayoría de los territorios.

El hecho de que Sanders quiera participar en la posible próxima cita descoloca a cualquiera que espera su retirada, como varios estrategas del partido, dadas las escasas opciones de remontada esperando su retirada. El ex vicepresidente le saca una ventaja de más de 300 delegados y las encuestas apuntan a que la diferencia solo se irá ensanchando a medida que voten los Estados restantes. Biden no entra al barro sobre cuándo debería despejarle el camino su compañero de carrera. “Es su decisión”, sostuvo hace unos días.