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Es poco lo que se puede prever en la volatilidad del mundo de hoy. Dicen los viejos manuales de Geografía, cuando el mundo no tenía Internet y nada eléctrico, algo así como "territorio incógnito" cuando algo no tenía visitas de exploradores e informes posteriores.

Parece mentira pero la realidad actual, con el conflicto de Rusia en Ucrania, con la amenaza de China a Taiwán, con lo último del medio oriente, es un tiro al aire, como decían los chistosos, "mono con metralleta". Para dónde salir es impensado.

Pero algo sí se puede adelantar y es que la Argentina comienza a reordenar su economía y de a poco tendrá algo tan necesario como la previsibilidad. De la que nos enamoramos los uruguayos hace tanto tiempo y que implica saber lo que va a pasar, al menos en el plano institucional. Es clave para todo. Por lo menos no se les dispara el dólar ni el riesgo país lo que habla a las claras que los mercados aprueban el necesario ajuste de Milei. A veces vemos por televisión las quejas por el ajuste, pero la popularidad del presidente argentino no baja, pues hay conciencia que en algún momento había que terminar la locura del dinero que no valía nada y la devaluación constante como síntoma de imprimir sin ton ni son. Argentina se cayó del mundo y la están tratando de levantar, quizás no con los mejores modales, pero los estropicios son grandes. En el mismo tiempo que Uruguay y Chile bajaron a menos del diez por ciento la pobreza Argentina la llevó a más de cuarenta por ciento de su población con condenas que durarán mucho por la falta de alimentación y salud de los niños, que en el transcurso de sus vidas replicarán el desastre.

Pero también hay una Argentina que viaja y que llena los fines de semana largos sus propios espacios turísticos, como Bariloche, Mar del Plata, Córdoba y Mendoza. Esa Argentina de clase media que empieza a acomodar su economía es una buena noticias para nosotros acá en el litoral termal.

Ese grupo de personas tienen cerca las vacaciones de julio y hacia ellos debemos apuntar. De a poco volverán los argentinos y hay que estar preparados, entre otras cosas porque venimos de dos sablazos de aquellos, uno la pandemia que nos diezmó a todos, y segundo la "pandemia de los Kirchner" que liquidó a una de las naciones más ricas del mundo con su retórica retrógrada, sus amigos internacionales tipo Madura o Cuba y sus locuras económica confiscando depósitos e imprimiendo como forma de vida logrando que uno de los países mejor dotados del mundo en todo tipo de recursos y gente talentosa tuviera la inflación más alta del mundo.

No olvidemos a su vez que el Uruguay siempre es un gran destino para los argentinos y lo prueban siempre, incluso en tiempos de crisis estructurales como las que vivieron. Su adhesión al Uruguay es increíblemente buena y hay que destacarlo. Pero también ese argentino que vienen de vacaciones busca información en la web, lee registros de visitantes anteriores, busca informes y sabe a dónde viene. Por lo que una embarrada, una macana trascenderá más de lo que se piensa. Antes quedaba restringido al visitante, su familia y entorno, ahora puede llegar a miles al toque lo que debe reforzar todo lo que se haga para mejorar las formas de atención.

Lamentablemente el tiempo que viene, cercano en vacaciones, estará teñido por el trajinar político y mucho quedará para después de las elecciones, cuando las necesidades que tenemos todos de ingresos de divisas y trabajo son de ahora. Una muestra más del divorcio de la clase política  y sus viejos pero siempre recauchutados vicios con la realidad del país que algún día deberá empezar a zurcirse

 

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