Lamentablemente en este mundo actual, existen los denominados “Patrones del Mal” (imitadores de Pablo Escobar) donde todo es negociable: venta de drogas, pedofilia, mujeres, connivencia con poderes legales, transformándolo en ilegales para turbios negocios. Hablamos de juego, prestamos usureros a lo que se suma violencia y extorsión. Es la industria del mal, donde se practica la “maldad moral” sin ningún tipo de remordimientos. Ejemplo la llegada  y notoria presencia en nuestro medio de cierto tipo de  inmigrantes colombianos que llegaron para instalar como medio de vida, el préstamo “gota a gota” y su especial sistema de cobro. Todo lo que alienta la  sospecha de que así “lavan plata” de narcos que los financian. También de que podrían ser canales por donde se alienta el crecimiento de la oferta de drogas y su consumo.

Porque entendamos, aunque parezca cinematográfico, que las drogas están dentro de la “batalla cultural” que se esta librando sin que muchos se den cuenta o no lo crean real. Por ello, es que muchas familias no están interesadas en esta guerra cultural, pero la guerra cultural está interesada en ellas, porque también es necesario volverlas indiferentes, sin peso real en la sociedad,  como en muchas esferas ya se esta dando. Todo ello, con sus consecuencias sociales- educativas, de comportamiento. Alentando la lucha de clases que se nos dice, no existe, pero que notoriamente hay quienes la alientan. De esta forma, aunque parezca exagerado, se está cumpliendo lo que el periodista y activista italiano Antonio Gramsci, neomarxista que pregonaba que el Occidente no caerá por la lucha de clases sino por la caída de los fundamentos de su cultura, algo que si se quiere se esta intentando implantar y que coincide si se quiere con lo que sostenía  Marx de que todo “lo sólido se desvanecerá en el aire”.

Dentro de este escenario, la droga con todas sus consecuencias, económicas, familiares, de creciente inseguridad, sospechamos, especulamos, podría haber comenzado a mostrar  su dura cara en nuestro medio. Anoche, como La Prensa, informó con su móvil desde la misma escena del crimen en el barrio La Tablada , ejecutado fríamente presuntamente por sicarios, según maneja la Policía. Todo por presuntas diferencias con otros delincuentes. Una cara del ámbito de los delincuentes, que hasta ahora, no se había manifestado tan abiertamente Salto.

Un escenario nada deseable, que invita a la instalación de lo que se denomina en otros lares como “Totalitarismo Blando”  algo que se entiende desafía al sentido común y lo confunde con el relativismo de lo opinable, llegando por ejemplo a sostener que morirse drogado sería un acto sublime de la Libertad. Lo que implica definir que el sentido común es solo una construcción cultural y que habrá que “de-construir” para mostrar su antigüedad cultural. Nada remite a la esencia del vivir,  todo es una construcción cultural. Así se llega a sostener que drogarse es sinónimo de Libertad no de entrada a la esclavitud que genera el consumo y la dependencia que lleva para tener la dosis diaria, a robar si es necesario, comenzando siempre por la misma propia familia, perdiéndose así,toda conciencia, Todo para escapar de la realidad y refugiarse en un falso mundo que si algo marca, es perder todo posible futuro y si en la caída personal.

De esta forma, lo ilimitado nos muestra precisamente nuestro limite. Respetar los límites de nuestra naturaleza es signo de Salud Mental.  De esa que tanto se habla por estos tiempos,  Pero por la cual poco o nada se hace, cuando todo esto es relativo. Todo lo que se resume en ir a una sociedad, comunidad, donde prevalecerá la mayor presencia de  los denominados “patrones del mal” que alentaran ese totalitarismo blando, que a nada bueno nos llevará, como ya paso en otras naciones, donde el narcotráfico además de poder económico., sumó poder político. Atendiendo a quien alentó la llegada de la liberalización de la marihuana como “experimento” y  a que realidad nos llevó.