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Claudia Sheinbaum jurará este martes como la nueva presidenta de México, convirtiéndose en la primera mujer en dirigir el país, golpeado por la violencia del crimen organizado. La ex alcaldesa de Ciudad de México, de 62 años, asumirá el cargo en presencia de numerosos dignatarios extranjeros. Para la ceremonia se espera la presencia del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, el mandatario chileno Gabriel Boric y la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden. Un personaje de alto perfil brillará por su ausencia: el rey Felipe VI de España, a quien Sheinbaum rechazó invitar acusándolo de no reconocer el daño causado a los pueblos originarios por la colonización, entre los siglos XVI y XIX.

España, por su parte, respondió anunciando que no participará de la toma de mando, a pesar de sus fuertes lazos económicos e históricos con México.

“Tiempo de mujeres y transformaciones”

Científica de carrera, Sheinbaum alcanzó la victoria con la promesa de continuar con la agenda de reformas del presidente, Andrés Manuel López Obrador, su copartidario y mentor. El mandatario saliente dejó el palacio presidencial tras un periodo único de seis años (en México no hay reelección), pese a contar con una popularidad cercana al 70%, explicada principalmente por sus políticas enfocadas en ayudar a los mexicanos más pobres.

Hereda a Sheinbaum el liderazgo de una nación donde los asesinatos y secuestros son cotidianos y los sanguinarios cárteles de la droga controlan vastas porciones del territorio. La creciente violencia criminal, vinculada al narcotráfico y a bandas dedicadas a la extorsión, entre otros delitos, deja un saldo de más de 450.000 asesinatos en el país desde finales de 2006.

“Abrazos no balazos”

Aunque Sheinbaum ha dicho que mantendrá la polémica estrategia de su predecesor de "abrazos, no balazos", basada en emplear políticas sociales para abatir las causas de la criminalidad, algunos expertos esperan cambios en su enfoque. "Es tiempo de mujeres y de transformación", ha dicho la nobel mandataria en numerosas ocasiones, en un país con un pesado historial de discriminación y violencia de género, donde unas 10 mujeres son asesinadas diariamente. Sheinbaum enfrenta, además, otros asuntos acuciantes como la seguridad, la energía y la política exterior.

La nueva presidenta también deberá afrontar las consecuencias de una polémica y reciente reforma judicial, que convertirá a México en el único país del mundo en elegir a todos sus jueces por voto popular. López Obrador alegó que este cambio era necesario para limpiar un poder judicial "podrido" que sirve a los intereses de la élite política y económica.

La reforma constitucional, cuyos críticos argumentan que hará más fácil que los políticos y el crimen organizado influyan en los tribunales, molestó a los inversores extranjeros, así como a sus principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá.

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