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Estamos ante “un hecho sin precedentes”, cuyo problema “no es la concentración como tal, sino eventuales posiciones dominantes que puedan derivar en prácticas de abuso de poder a la hora de negociar”.

La compra de las plantas de Marfrig por parte de Minerva “no es una buena noticia para el país ni para el sector”, dijo el Ing. Agr. Ricardo Reilly, representante de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) en la Junta Directiva del Instituto Nacional de Carnes (INAC).

A fines de agosto, Minerva publicó en su página web un artículo en el que informó sobre la adquisición de “la mayor parte de las operaciones de faena de vacunos y ovinos de Marfrig en América del Sur”, lo que se definió en su momento como “una transacción que aumentará los ingresos de la empresa en un 45% y se espera que genere flujo de efectivo libre desde el primer momento”. Entre los planes estratégicos de la empresa se señaló la “diversificación geográfica”. Con la adquisición de las plantas en todo el continente “Minerva tendrá un 52% de su capacidad instalada para vacunos en Brasil, un 15% en Paraguay, un 15% en Argentina, un 11% en Uruguay y un 7% en Colombia”.

El Ing. Reilly dijo que estamos observando “un hecho sin precedentes”, que a su entender, “de concretarse, cambiaría el negocio ganadero y de la industria cárnica de forma estructural hacia el futuro”, y agregó: “El problema no es la concentración como tal, sino eventuales posiciones dominantes que puedan derivar en prácticas de abuso de poder a la hora de negociar”.

En ese sentido indicó que “existen herramientas como la exportación en pie, además de un enorme caudal de información que brinda INAC, brindándole transparencia al sistema y a la interacción entre los diferentes actores. De todas formas estas herramientas no son suficientes como para contrarrestar eventuales prácticas desleales que se puedan generar de una concentración de tal magnitud frente a empresas tan potentes”, advirtió.

“La exportación en pie no solucionaría el tema de fondo”

Respecto a la exportación en pie, explicó que “en términos generales” es un instrumento “que en nuestro país es libre, aunque siempre se le puede dar mayor celeridad, eliminando trámites y apuntando a una menor intervención del Estado. Así mismo, reitero que la exportación en pie es necesaria, tiene que ser libre e irrestricta, pero a mi entender no solucionaría el tema de fondo ante una eventual concentración de tal envergadura”.

“Además, una cosa es exportar terneros, vaquillonas o novillitos, y otra muy diferentes es exportar ganado gordo para faenar en otros países, como puede ser Brasil, algo que ya se ha hecho en el pasado de forma puntual. Existen razones de costos, restricciones sanitarias, distancias, trabas burocráticas en los países de destino, etc., por lo que no lo veo como una solución al problema”.

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