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No importa si vives en una ciudad más grande o pequeña, hay algo en común que nos hace correr, una actitud global que nos deja con poco tiempo: la prisa. Vivimos acelerados, a veces incluso a contrarreloj mirando a cada momento las citas en la agenda, pendientes todo el día del móvil y aprendiendo a hacer puzles temporales para llegar a todo.

Valoramos el éxito según las cosas que tenemos. Lo cual nos da la excusa perfecta para no combatir la prisa y seguir corriendo, dado que si voy más rápido haré más cosas y así lograré tener aquello que finalmente me dará la felicidad. En algún momento de nuestra vida nos creímos aquello tan popular de “tanto tienes, tanto vales”.

De nuevo caemos en la trampa de hacer y hacer sin tan siquiera pararnos a pensar cómo estoy siendo mientras voy corriendo a todas partes. ¿Cuántas cosas dejo de ver, sentir o disfrutar por ir tan acelerado/a? La mayoría de las veces seguro que ya tienes tu cabeza en la próxima cita, actividad, reunión o compromiso. Seguro que muchas veces al día te invade aquello de “tengo que ir a”, “llego tarde” “que no se me olvide aquello de” Incluso en tu tiempo libre, ¿te has observado alguna vez como buscas desesperadamente llenarlo con cualquier cosa para no tener la sensación de “perder el tiempo”?

El arte de perder el tiempo

Hay múltiples estudios que demuestran que el cerebro necesita unos momentos de “no hacer nada” para poder poner las cosas en su sitio y así asentar las ideas o reflexiones y datos que has ido absorbiendo durante todo el día. Incluso durmiendo asentamos aprendizajes, recordamos, revivimos o inventamos. Por ello, quizá sea momento de empezar a “moderar” conscientemente nuestro maratón diario para asegurar el éxito

Y no se trata de que frenes tu vida en seco. Quizá puedas buscar pequeños instantes para dedicarte a ti, siendo más consciente de lo que sientes y de lo que ocurre en tu entorno. Por ejemplo, ¿recuerdas como son los detalles de los edificios de tu ciudad? ¿Hace cuánto no admiras o descubres los pequeños rincones que te rodean? Con ello, poco a poco lograrás relajar tu mente, aumentar tu creatividad y ampliar la percepción del mundo que te rodea y de ti mismo/a. Así, lograrás conocer un poco más tu interior y “escuchándolo” ampliar más tu conciencia.

Es importante aprender a poner orden en tus pensamientos, que luego generarán emociones y que, posteriormente, pueden transformarse en acciones que te conduzcan a los resultados que deseas.

Párate un momento a disfrutar de un café, embriágate de su aroma y textura, observa la vida que te rodea y las personas. O mejor aún, siéntate contigo mismo/a y disfruta de la maravillosa compañía que puedes ser para ti. Haz que cada momento cuente.

Disfruta de las pequeñas cosas, siente el calor de los rayos del sol, escucha una buena canción. Date esos pequeños instantes. ¡Vale la pena!

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