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Hoy 25 de abril se conmemora el Día contra el Maltrato Infantil y Adolescente, un problema que atraviesa todas las franjas sociales, culturales, económicas y que compromete a toda la sociedad, en sus distintas formas e intensidades. Siempre hubo maltrato de menores, sin embargo en 1946 se acuñó el término maltrato infantil para referirse al maltrato físico y la negligencia hacia el cuidado de los niños en el seno del hogar. Luego se sumaron en el concepto, el maltrato psicológico y el abuso sexual. Maltrato, que en cualquiera de sus formas, es una violación de derechos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el maltrato infantil como “los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil”.

El Sistema Integral de Protección a la Infancia (SIPIAV) anualmente brinda un informe con datos concretos como evoluciona este mal en Uruguay. Que en la mayoría de los casos es promovida y alentada por familiares o integrantes del núcleo de convivencia del hogar donde se desarrolla. La mayor cantidad de casos corresponde a violencia emocional, a situaciones de abuso sexual, en su mayoría niñas o adolescentes mujeres y la cronicidad y la frecuencia de las situaciones son altas.

Lo peor de todo es que se produce en forma silenciosa, hace que de esa forma tenga invisibilidad, siendo su origen un problema cultural que se debe afrontar y desarticular al estar asociada a la sociedad patriarcal y adultocéntrica.

El informe de SIPIAV brindado ayer indica que en Uruguay, en 2023 se registraron 8157 casos lo que representa un aumento del 9% con respecto al 2022. Los casos, corresponden a 22 por día. Y un 54% de las víctimas son mujeres (niñas o adolescentes). En cuanto a la franja etaria el 38% corresponde entre los 13 y los 17 años y un 17% de 0 a 5 años. Lo triste más triste es que 9 de cada 10 casos fueron atendidos cuando ya eran crónicas, ya que se extendieron durante más de 6 meses. Significa que la ayuda es tardía.

Cuando se hace referencia a los tipos de violencia, el maltrato emocional fue el más frecuente con un 39%, le sigue violencia sexual, que sumaron 1900, cinco por día. La explotación sexual, el 81% de las víctimas fueron mujeres, y a la vez fueron víctimas de abuso sexual 78%, y de estos casos 8 de cada 10 abusadores pertenecían o eran integrantes del núcleo familiar.

Son cifras alarmantes, en donde se debe trabajar en la prevención a nivel general en todos los ámbitos posibles, para actuar en la erradicación de la violencia contra niños, niñas y adolescentes. Los que se encuentran sometidos/as y no llegan a reconocer la violencia de la no violencia lo naturalizan como algo normal y no es así. Son situaciones que los marcan y dejan secuelas por el resto de la vida, desde estructural y funcionalmente a un cerebro inmaduro, en desarrollo. Estos daños son permanentes.

Y no cabe duda que la víctima de maltrato infantil será un futuro eventual agresor. Los seres humanos somos la consecuencia de nuestras experiencias y un ambiente hostil no es la mejor escuela de vida. En situaciones de estas, lo usual es que el círculo de violencia no termine. Toda lucha contra la violencia comienza con un trabajo eficaz enfocado en la prevención.Cuando se sabe de un caso hay que denunciarlo a través de Línea Azul del INAU al 08005050.

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