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Salto tiene semáforos desde mediados de la década del 90. Luego, por supuesto, se fueron agregando más sucesivamente. Pero ya desde aquellos inicios, se oyen voces que reclaman que en tal o cual esquina debería haber semáforos y sin embargo no hay. Hace un tiempo, un sondeo rápido hecho en una medio radial, indicaba que algunas de las esquinas por las que más reclamaba la población salteña eran: Avda. Batlle y Raffo (también converge allí la diagonal Centenario), Avda. Rodó y Avda. Amorim (también converge la diagonal Calafí), Avda. Apolón y Avda. Batlle Berres (Puerta del Trabajo), Varela y 18 de Julio (entrada principal del Hospital, donde finalmente fueron instalados).

El comentario anterior viene a cuenta que ayer, poco antes del mediodía, ocurrió un nuevo siniestro en la esquina de Brasil y 1° de Mayo. Allí los choques son más frecuentes de lo que uno puede imaginarse. En la esquina sureste de esa intersección, las casas están más abajo que el nivel de la calle, es decir, sus veredas quedan en una especie de pozo. Y allí, se ha visto caer a más de un motonetista tras un choque. Fue lo que pasó justamente ayer, una vez más. Y una señora que vive ahí, mientras se esperaba que llegara la emergencia médica a atender al hombre que permanecía tirado en la vereda, repetía permanentemente: “Por favor, precisamos semáforos en esta esquina, por favor, semáforos…”.

El problema es que, según ha trascendido, instalar una batería de semáforos en una esquina, implica un desembolso de aproximadamente 20.000 dólares. Claro está que el dinero es determinante. Es de suponerse que si fuera más accesible, ya se habría repuesto la columna que sigue faltando (desde hace mucho tiempo) en el semáforo de la esquina sureste de Artigas y Morquio; o estarían en funcionamiento los de la Avda. Manuel Oribe frente al Liceo 7 de Barrio Artigas.

Ahora bien, un grave problema en Salto, es que hay mucha gente que no respeta siquiera la luz de los semáforos, ¿verdad? Eso es una realidad que no puede desconocerse. Pero en esto, es importante también decir que los peatones son, en general, grandes incumplidores. ¿Por qué siempre hablar de “conductores imprudentes”? ¿Y los “peatones imprudentes”? También son parte del tránsito y así debería ser asumido. ¿Nunca se le ocurrió hacer la prueba de observar con atención la cantidad de peatones que respetan la luz verde y los que cruzan en rojo como si nada? Claro, no tener una matrícula para que recaiga una multa da cierta impunidad… Como las bicicletas también.

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