Es deseable que el Estado deje de ser el centro
Uruguay carga desde hace décadas con un Estado hipertrofiado, que pretende ocupar todos los espacios y resolver –al menos en teoría– los dilemas de una sociedad compleja. Pero quizá el problema no sea la escasez de liderazgos políticos audaces ni la falta de estadistas visionarios. Tal vez el problema sea, sencillamente, que seguimos esperando demasiado del Estado y demasiado poco de nosotros mismos.
Anotaciones Callejeras
Un informante de esos que está al toque con los datos del combustible nos dice que por ahora hay que rezar para que esto se mantenga. Dice que no hay trasiego en cantidades del gas oil de Argentina a Uruguay pues el precio no sirve, "por ahora". El hombre, con olor a combustible en sus manos, marca que "acá estamos en cincuenta pesos, o sea 49.77 por litro, y en la Argentina a 42 pesos por lo que la diferencia es poca y no justifica trae porque el que o contrabandea debe ganar algo y eso le lleva el margen muy arriba y terminada siendo un negocio muy jodido para el comprador por lo que le sigue sirviendo comprar de este lado del río, además se asegura combustible de calidad, sin adulteraciones de ningún tipo. Pero con la Argentina nunca se sabe lo que puede pasar", insiste el hombre que sabe todo de combustibles. Lo que pasa es que la diferencia nunca es estable por la propia inestabilidad de la economía de la hermana nación.
“Cuando la palabra ‘hipócrita’ se hizo necesaria”
Hace dos años, un 11 de noviembre de 2023, no fue un día más en mi vida. Ese día fue distinto, especial, único. Por primera vez —y hasta ahora la única— ingresaba a uno de los hoteles más lujosos de Salto, en las Termas del Arapey. Solo con una pulsera tenía el poder de disfrutar cada una de las cosas que ahí dentro había. Veía un tránsito de gente de todos lados, caminando por los pasillos, conversando, riendo, viviendo una realidad que parecía lejana. Y yo, observando todo, pensé: “Así gastan la plata los ricos”, dicho con respeto, porque cada uno hace con su dinero lo que quiere. Sin sentirme de otro pozo, me adapté. Compartí los momentos, las charlas, el clima previo, los comentarios sobre el clásico que se jugaba ese día. Mientras tanto, recibía llamados de mi familia y amigos preguntándome por la transmisión, por dónde podían ver, y deseándome éxitos.
El Sìndrome Diógenes del Uruguay
Poco antes de emprender su legendaria conquista de Persia, el Gran Alejandro pasó por Corinto, ciudad en la que vivía el filósofo cínico Diógenes, dentro de un tonel. El (futuro) gran conquistador del Imperio Persa se le presentó a Diógenes y le preguntó de qué forma le podía ayudar, creyéndole infeliz. Diógenes lo miró, y por respuesta le dijo: “sal de adelante que me quitas el sol”.