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El próximo 3 de setiembre Montevideo será escenario de un acontecimiento cultural de proyección internacional: la presentación de la edición conmemorativa de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, un volumen de lujo de más de 1.300 páginas que reúne el texto crítico y notas de la Real Academia Española, junto a diez estudios inéditos de reconocidos catedráticos de distintos países. La edición constituye un homenaje al escritor y bibliófilo uruguayo Arturo E. Xalambrí (1888-1975), una de las figuras más relevantes del cervantismo en América Latina, cuya excepcional colección de ediciones del Quijote sigue siendo un referente internacional. La actividad es organizada por el Centro de Documentación y Estudios de Iberoamérica (CEDEI) y la Universidad de Montevideo, con el apoyo de la Academia Nacional de Letras del Uruguay y la Biblioteca Nacional.

I


Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,
cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.

 

II

Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna
y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo que me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

 

J.L.B.




























Mañana se cumple un año más de su nacimiento, buena ocasión para evocarlo.Hablar de Jorge Luis Borges es hablar de uno de los autores más influyentes de la literatura universal. Nacido en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899, fue poeta, cuentista, ensayista y una figura central del siglo XX. Su obra trascendió fronteras, idiomas y géneros, gracias a un estilo que combina erudición, imaginación y una profunda reflexión sobre el tiempo, el destino y la naturaleza misma de la realidad. Hijo de una familia con raíces inglesas y criollas, Borges creció rodeado de libros. Muy temprano, la lectura de clásicos como Cervantes, Dante o los poetas anglosajones marcó su formación.



Julio César Castro, más conocido como Juceca, fue uno de los escritores y humoristas más originales que dio el Uruguay en el siglo XX. Su legado literario y teatral sigue vigente gracias a su estilo inconfundible: una mezcla de humor rural, absurdo y filosofía popular, que encontró en su personaje Don Verídico la voz perfecta para reflejar las paradojas de la vida cotidiana. Nacido en Montevideo en 1928, Juceca supo muy temprano que su camino estaba en las letras y en el escenario. No fue un hombre de poses ni de grandes alardes, sino alguien que cultivó un humor inteligente, sutil y, al mismo tiempo, cercano a la gente común.

 

Un pintor nos prometió un cuadro.

Ahora, en New England, sé que ha muerto. Sentí, como otras veces, la tristeza de comprender que somos como un sueño.

Pensé en el hombre y en el cuadro perdidos.

(Sólo los dioses pueden prometer, porque son inmortales.)

Pensé en un lugar prefijado que la tela no ocupará. Pensé después: si estuviera ahí, sería con el tiempo una cosa más, una cosa, una de las vanidades o hábitos de la casa; ahora es ilimitada, incesante, capaz de cualquier forma y cualquier color y no atada a ninguno.

Existe de algún modo. Vivirá y crecerá como una música y estará conmigo hasta el fin. Gracias, Jorge Larco.

(También los hombres pueden prometer, porque en la promesa hay algo inmortal).

J.L.B.

Al desgano conviene matarlo de chiquito, porque si se lo deja crecer se le adueña del rancho y dispués pa’ sacarlo, te quiero ver escopeta.

Pa’ pior es pastoso y se va ganando por los rincones, y cuando uno quiere acordar le va empañando los vidrios de las ventanas y no lo deja ver pa’ fuera.

A un tal Peripecio Pilín se le apareció el desgano de atrás de un árbol, pa’ un mediodía calurosos, porque el desgano se da mucho con la calor.

De un saludito se le trepó al anca del caballo y se dejó llevar.

Es lo que tiene, le gusta dejarse llevar.

Peripecio no le hizo mucho caso, porque era un desgano chiquito, como quien dice un pichón de desgano.

Cuando llegó a su rancho dentró y atrás el desgano, arrastrando los pieses.

El hombre no le hizo caso, pero cuando quiso acordar, en un descuido, el desgano se le sentó en el banquito de tomar mate.

Estuvo a punto de volarlo de un moquete, pero lo pensó un momento y se le fueron las ganas.

Otro de los peligros del desgano es que es mimoso.

Se acercó a los pieses del hombre, le lambetió las alpargatas, y se le fue trepando, silencioso, acariciante, medio pegote, Peripecio lo estuvo por bajar de un manotón, pero se quedó en el amague porque se le fueron las ganas.

Cuando quiso acordar, el desgano lo estaba empujando pal’ catre.

No era hora, pero, por no tener cuestiones, se dejó arrastrar.

Al otro día estaba incapacitau de levantarse y el desgano le pintó el rancho de gris, se lo forró de corcho pa’ que no escuchara el canto de los pájaros, y le empañó los vidrios de las ventanas pa’ que no viera pa’ fuera.

Pero el desgano también tuvo su momento de descuido.

A Peripecio se le aclaró un instante la mollera, y se dió cuenta que tenía que luchar contra el desgano.

Apenitas si le quedaba una pizca de voluntá, porque el resto se la había ido devorando el desgano que cada día se ponía más gordo.

Otra cosa que tiene el desgano: es de fácil engorde. ¡Es de goloso…! Diga que el hombre se prendió al pedacito de voluntá que le quedaba, salió pa’ fuera a los tumbos, lo encandiló la luz del día, agarró un hacha y se puso a cortar leña con furia.

A cada hachazo pegaba un grito pa’ darse coraje, y con tanto grito el desgano se retorcía, se revolcaba, hasta quedar hecho una porquería, y salía haciendo muecas de dolor y de rabia.

Después Peripecio les fue a avisar a los vecinos, pa’ que se cuidaran de un desgano que andaba rondando por el pago, pa’ que no se les fuera a meter en los ranchos, y de ser posible, que lo mataran de chiquito.

JUCECA







































El próximo viernes 15 de agosto a las 19:30 horas, el Chalet Las Nubes, histórico hogar de Enrique Amorim, será el escenario del primer encuentro del año del ciclo “Paisaje Interior”, organizado por la Casa de los Escritores del Uruguay. Esta propuesta busca promover un espacio de intercambio y reflexión en torno a la producción literaria de cada departamento del país, brindando a los autores la oportunidad de dar a conocer sus obras y debatir sobre la realidad cultural y literaria local.

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