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Hay poetas que logran encantar. A mí Cardenal me encanta cada vez que lo releo. Digo encantar, como dice la Real Academia Española, en el sentido de “atraer o ganar la voluntad de alguien por dones naturales, como la hermosura, la gracia, la simpatía o el talento”. Pues todo eso tiene su poesía. Pero a mí Cardenal me ha encantado desde que lo leí por primera vez hace casi 30 años.

El 31 de enero falleció Fernando Loustaunau, periodista, escritor, crítico y curador de arte. Montevideano, había nacido en noviembre de 1956, vivió siete años en Nueva York, donde en 1992 le fue otorgado el fondo National Endowment for the Humanities de parte de la Universidad de Columbia.

A Osvaldo Paz, a quien sus amigos llamaban “el Flaco”, no lo conocí personalmente, conozco algunos de sus cuadros y es lo que me permite decir -aunque estando lejos de ser un especialista en pintura- que es uno de los más importantes pintores de Salto. Y siento que Salto tiene con él una deuda.

Jorge Pignataro me propuso esta pregunta: “¿Qué es la literatura salteña para vos?” Dado que la respuesta debe ser subjetiva inicio el camino autobiográfico para contestarla, sabiendo que mi caso es el de muchos. Quiroga es el kilómetro cero de la literatura salteña en cuanto al orden de lecturas. No escribo de la Historia de la literatura aquí, hablo de caminos iniciáticos de lectura. En un hogar con libros, junto a Verne, May Alcott, Kipling, Stowe, Morosoli, estaba Quiroga. No podía faltar alguna edición ilustrada de “Cuentos de la selva”, ni los “Cuentos de amor, de locura y de muerte”. Era uno de los primeros acercamientos a la literatura, y a la parca, a la que ya empezábamos a ver como algo absurdo, macabro, y sin embargo, inevitablemente natural. Durante toda la escuela y parte del liceo, la literatura salteña se limitó a un solo nombre. Es decir, era una literatura focalizada en un salteño y en una temática, del que aprendimos su biografía trágica y que escribía cuentos que se desarrollaban en Misiones. Paréntesis: visitando una vez la feria del libro de Bs. As. me encontré una antología de sus obras en un anaquel de autores argentinos.

El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” (de primera y segunda parte publicadas respectivamente en 1605 y 1615), la más famosa creación de Miguel de Cervantes (1547-1616), puede parecer, en una primera y rápida impresión, una novela sencilla. Sucede que su argumento es de gran sencillez: un humilde hidalgo, de tanto leer novelas de caballería, enloquece y sustituye la "realidad real" por la que le brindan las novelas que tanto lee, es decir, borra las fronteras entre de lo real y lo ficticio. Así, llega al punto de creerse un caballero andante y (dejando de ser Quijano para ser Don Quijote) sale en busca de aventuras. Sin embargo, tras esa aparente sencillez, hay un sinfín de temas, entre los que incluso podrían enumerarse varios propios de la Teoría Literaria: la cuestión autoral, el sistema de múltiples narradores, diferentes niveles de ficción y realidad, la incursión en lo fantástico y mucho más.

Será el año que viene, que el Palacio que alberga al Museo Olarreaga Gallino cumpla 100 años. Pero los rumores de celebración ya se oyen. Por estos días, el Embajador Pelayo Díaz Muguerza, salteño que reside otra vez en Salto tras larga y destacada trayectoria diplomática en varios países, viene haciendo un llamado a todas las personas que puedan aportar material gráfico y de prensa, fotografías y documentos vinculados al proceso de transformación de la construcción original, que contó con la participación de las mismas empresas y los técnicos que contribuyeron a la decoración interior del Palacio Legislativo, que también en este año cumple el centenario de su inauguración. 

Ricardo Prieto, un hombre nacido un día como hoy (Montevideo, 8 de febrero de 1943 - 4 de octubre de 2008), es de esos dramaturgos uruguayos cuyas obras debieran recibir otra mirada: más gente debería conocerlas y así, seguramente, saldrían a luz sus verdaderos valores, de los que nos estamos perdiendo precisamente por desconocimiento. Estamos convencidos que si obras de teatro de Prieto se estudiaran en los liceos, la educación mejoraría; si más grupos las representaran, la sociedad toda también ganaría. Hablamos de obras como “El desayuno durante la noche”, “El huésped vacío” o “Garúa”, entre tantas más.

Muchas veces, cuando nos detenemos a pensar en las grandes figuras de la literatura salteña, comprobamos que es común que se repita casi de memoria: Quiroga, Amorim, Marosa…Víctor Lima tal vez (aunque más asociado al canto), y muy poco o nada más. Es una pena, porque sentimos que esa repetición casi automática, hace que otros muy buenos valores se vean eclipsados. A unos cuantos de esos muy buenos escritores, directamente no se los conoce. 

 ¿Qué pasa si una persona se dedica tanto a trabajar, a cumplir única y estrictamente con lo que le exige una sociedad marcada por el consumo, que hasta pierde los vínculos más esenciales para cualquier ser humano: con su familia, con sus amigos, con todos sus afectos? Pasa lo mismo que si se dedicara únicamente a estar con una computadora o un celular: se deshumaniza. 

Este viernes se cumplieron 150 años del nacimiento de Florencio Sánchez (17/1/1875 - 7/11/1910). Una buena ocasión para razonar que hay momentos, en los que, cuando se piensa en dramaturgos uruguayos, parece que no hubiera otros más que él. Florencio murió muy joven, eso lo condenó, porque no tuvo tiempo por ejemplo, de sumar la calidad que seguro fue a buscar a Europa. Lo condenó el destino, murió con solo 35 años; no llegó a concretar más que un pequeño puñado de obras de buen nivel, aunque escribió mucho más, sin éxito. Vale agregar que ni esas que se destacan (En familia, Barranca abajo…) y menos aún las de inferior nivel, han logrado una verdadera trascendencia, aunque en Uruguay abunde su nombre dado a calles y haya monumentos, etc. 

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