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A raíz de una serie de actividades que se vienen cumpliendo estos días en torno a la concientización contra el aborto, el tema parece haber resurgido con nuevos bríos en diferentes ámbitos de Salto. Una de las cosas que despertó mucha polémica, fue que una de las personas que integran el grupo provida, la semana pasada dijo en un programa de radio que “hasta células del bebé abortado pueden quedar en el vientre materno y luego pueden ser transmitidas a un hermano, es decir a otro bebé que esa madre conciba a posteriori”. Hubo personas vinculadas a las ciencias, que dijeron que esa afirmación era “una exageración demasiado grande y sin base científica”. Otros, lo pusieron en dudas, y hay varios que lo aseguran. Buen tema para tratar en próximas notas periodísticas con especialistas.

De lo que no hay dudas, es de que se trata de un tema sumamente delicado y complejo. Involucra aspectos educativos, socioeconómicos, éticos, culturales, religiosos, etc. Muy fuerte fue el mensaje que hace poco daba una madre, que hace unos veinte años pasó por un aborto: “Podrán hablar todo lo que quieran, pero para saber lo que se siente de verdad, solo hay que vivirlo, no queda otra…Y les aseguro que la huella es para siempre”, decía.

“Es bravo conformar a la gente”, nos comentaba ayer el chofer de ómnibus de la línea 7 (dicho sea de paso, la línea que hace el trayecto más extenso, de punta a punta de la ciudad: de Saladero a Barrio Uruguay). Entonces nos contaba que una señora, siempre le reclamaba principalmente dos cosas: que el servicio volviera los domingos y que tuviera más puntualidad en cada parada. Pero ahora el ómnibus volvió los domingos y (según el funcionario) en el horario andan “de lujo”. Pensó entonces que la señora no se quejaría más, pero estaba muy equivocado; anoche apenas subió al ómnibus, le recriminó que el piso estaba muy mojado y al ser de chapa podía resbalar y caerse, y que además tendría que tener todas las cortinas en las ventanillas, porque le molestaba la luz de los focos de la calle. En realidad, la señora tiene razón, pero también es cierto que es bravo conformar a la gente, ¿verdad?

Desde calle Cervantes al 1800, se comunicaba en la mañana de hoy una lectora con nuestra Redacción: “por favor, que nos arreglen el alumbrado público de una vez por todas, esto es una boca de lobo”, era el planteo. Idéntico planteo al que nos hacían también desde calle Juncal entre la avenida Barbieri y Diego Lamas, donde nos dicen que alguna vez (hace mucho tiempo) una tormenta arrancó algunos focos y no se repusieron más. Y ya que estamos, agreguemos que anoche, alrededor de la hora 21, mientras llovía, ese mismo problema de falta de alumbrado se daba en las calles en torno al Parque Solari. Ojalá que en todos los casos, se solucione pronto.

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