Anotaciones Callejeras
La muerte, quizás un tanto inesperada, del profesor César Panizza, nos hace reflexionar sobre un entrañable personaje salteño de pura cepa.
Una de las tantas vertientes del Rayo Panizza es su amor por los deportes en general y por la bochas en particular donde fue el presidente de la Liga Salteña de ese deporte, además de hacer gato y zapato para difundir esa actividad, para mejorar la infraestructura y captar adeptos de todas las edades.
Porque César marcaba que no era un deporte de viejos y que ayudaba a la concentración, a luchar contra a vorágine de la vida. Panizza, profesor de educación física, fue inspector departamental de esa área, también por su condición política nacionalista fue secretario general de la Intendencia, fue delegado ante la Comisión Técnica Mixta de Salto pero por sobre todas las cosas fue un amante del deporte de todas las horas.
Ayudó a mucha gente, a muchachos con problemas de asma con la natación, fue generoso en silencio y un emprendedor empedernido. Un día tuvo una llamada especial, una persona había ganado un viaje a Bolivia para acompañar a la celeste en un partido de la Eliminatoria pero por las característica de la altura no se animaba ir y le pasó el vale a Panizza, que con gusto viajó y constató in situ lo que era estar tan cerca del cielo. A sus hijos, su pareja y amigos, muchos, el abrazo en este momento.
La esquina de la Plaza Artigas que da a 18 de Julio y calle Uruguay no tiene buena luz. El estacionamiento de motos por la arteria principal no queda de la mejor manera, y normalmente está lleno. Más allá de la instalación de cámaras, que es muy bueno como sistema preventivo de delitos, siempre es sensible este tipo de espacios pues el robo de motos en Salto, que ha descendido, se mantiene y normalmente los que sufren son trabajadores y estudiantes. Que para ellos, en el caso de sufrir el hurto del birrodado, no deja de ser un problema mayor.
Llegó a las escuelas y llegó a Salto. Hablamos de la baja natalidad, ya casi que no hay grupos superpoblados, se proyectan pocas escuelas y jardines y los Caif andan a las pesca de los gurisitos. Los uruguayos han decidido no tener hijos y esto, las cohortes, empiezan a golpear a nivel de la educación pues se van corriendo esas olas de menor cantidad de niños. Irá subiendo y un día llegará al mercado laboral y habrá menos gente trabajando y menos gente cotizando al BPS. Problemas que por ahora se manifiestan de lejos, pero que están allí, latentes, palpables.
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