Nos dicen que este domingo próximo, a las 3 de la tarde, habrá un chocolate bingo para celebrar los 40 años de la Comisión Vecinal del barrio Baltasar Brum. Será en la propia sede de calle Chiazzaro 1085. La verdad que son cosas que deben destacarse. Sobre todo, es importante valorar, como nos decía ayer una persona, que un grupo humano se mantenga a lo largo de tanto tiempo (más allá de las renovaciones que siempre se dan, naturalmente) con el fin de trabajar para la comunidad. Porque, además, los que vivimos son tiempos en que no es fácil encontrar gente dispuesta a involucrarse en comisiones, asociaciones y grupos similares.

Hemos sabido, por ejemplo, que en algunas instituciones educativas, implica gran dificultad conformar las tradicionales comisiones de fomento. “No tengo tiempo para andar en esas cosas”, suele ser el argumento más oído.

Ya que estamos hablando de instituciones educativas, lamentablemente los hechos de violencia no dejan de suceder en estos ámbitos. El martes en la tardecita, frente a un liceo céntrico, hubo una pelea entre dos mujeres jóvenes: una alumna del liceo y la otra aparentemente no. Esta última, habría ido hasta el lugar, y luego de la pelea se retiró; incluso al arribo de la Policía ya no estaba. Si sumamos este episodio a que la Policía también debió concurrir a otro liceo, porque había al menos un arma blanca en poder de un alumno, debemos coincidir que el panorama es preocupante.

En un par de esquinas de la plaza Treinta y Tres se colocaron nuevos semáforos: por calle Florencio Sánchez, tanto en el cruce con Uruguay como con Artigas. Una curiosidad es que estos no están sobre las clásicas columnas de hierro blanco y negro, sino directamente enganchados en columnas de la misma plaza. Vistos desde lejos, parece que estuvieran colgando de la nada, del vacío. Pero uno de los comentarios que escuchamos, es que “no era tan difícil entonces”. Esto, porque en otras oportunidades se había dicho que son elementos tan costosos, que era casi imposible comprarlos para la Intendencia.

Suele decirse que “Todo depende del cristal con que se mire”. ¿Quiere un ejemplo clarísimo? Estos días andan por las calles, muchachos ofreciendo donas y rosquitas fritas. Se los puede ver por toda la ciudad. Visten chalecos azules que, si mal no vimos, los identifica como un grupo religioso. Entonces, escuchamos decir a una persona: “Qué bueno que ocupen el tiempo en eso”. Y a otra: “¿Pero así cómo vamos a trabajar los que tenemos panadería?”. En fin, todo depende…¿de qué depende?...de según cómo se mire, como dice la canción.