Yo no sé cuánto tiempo hace (ya perdí la cuenta) que venimos escuchando hablar de la deuda que mantiene el Estado Uruguayo con los ex obreros de Salto Grande. Pero tanto usted como yo, sabemos de memoria que se trata de un reclamo histórico que no ha sido contemplado por ningún gobierno. Y al decir “histórico”, hay quienes lo hacen como diciendo: “qué barbaridad que aún no se les haya saldado”; y otros como diciendo: “ya es hora de dejar de reclamar, si hasta ahora no se consiguió nada, no se va a conseguir más”. Ahora bien, ¿por qué no se explica de una vez por todas y con claridad si corresponde que esa deuda se pague o no?

O sea, alguien definitivamente tiene que decir: Sí, corresponde pagarse y aquí está la plata; o, caso contrario, decir que no se va a pagar, explicar con claridad los motivos de la negativa y punto. Pero no puede seguir extendiéndose eternamente la polémica, el reclamo, la lucha... ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que mueran todos y entonces ya no haya quien reclame? Sé que es chocante decirlo así, pero es real. Porque de hecho ya han fallecido varios.

Confieso que muchas veces me he preguntado si es válido o no ese reclamo. Y llego a la conclusión que sí, que es válido y corresponde abonarlo. Si no, ¿por qué habría firmado el compromiso de pago Álvaro Delgado previo al balotaje? ¿Por qué lo habría firmado Manini Ríos previo a las elecciones de octubre? Se supone que ambos estudiaron con minuciosidad y responsabilidad el tema…Se supone. Pero claro, usted podrá pensar y le asiste razón también: ¿por qué otros no lo firmaron? (Ojeda, Orsi...). Y sobre todo, lo más importante: ¿por qué todos los gobiernos que pasaron hasta ahora miraron para otro lado, actuaron con indiferencia? Hay algo que “no cierra”, como suele decirse; eso precisamente es lo que debe explicarse de una vez por todas.

Entonces, uno ve y escucha asambleas en Plaza Artigas, uno ve y escucha a Mario de Los Santos (representante de este movimiento de ex obreros) y a la vez escucha que hay quienes aplauden y quienes critican. Se aplaude por la perseverancia en la lucha y se critica (sobre todo) por la vinculación del movimiento con diferentes partidos políticos. Pero en definitiva, lo que hay que hacer, es poner fin al asunto: por sí o por no.

Habitualmente hablamos con algunas de estas personas que trabajaron en la construcción de la represa y escuchamos las dos cosas: los que dicen que tienen intacta la esperanza de cobrar y los que ya han desistido porque entienden que no recibirán ningún pago. ¿Acaso no merecen una respuesta cualquiera de los dos? ¿Acaso la sociedad toda no merece una respuesta por sí o por no?

Hay momentos en que el tema ha resurgido con más fuerza, por ejemplo cuando los diputados salteños lo tocaron en el Parlamento, o cuando el entonces Presidente Lacalle Pou recibió a los reclamantes en su despacho, o cuando nada menos que Carlos Albisu (siempre tan cercano a Lacalle) ilusionó a esta gente con que efectivamente se les pagaría.

En definitiva, no estamos entrando para nada aquí -que quede claro- en cuestiones legales para opinar sobre ley reparatoria, derechos, vigencias o prescripciones, etc. De eso deben encargarse otros. Lo que decimos es que así como desde hace más de cuarenta años hay un reclamo para que se pague, desde este espacio periodístico lo que reclamamos es que se diga con absoluta claridad: corresponde o no corresponde pagarse, se pagará o no. Y de una vez por todas poner punto final a tan larga cuestión.