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Cada día que pasa se ahondan las diferencias entre la Coalición Republicana y el Frente Amplio. Cuesta encontrar lugares comunes donde se junten con criterios republicanos que sirvan para entender proyectos en común. Porque a la larga el país es uno solo y las necesidades también. Por caso está muy politizado el tema del Ministerio del Interior, el avance del narcotráfico, los sicarios, los crímenes, las torturas que presenta esta nueva modalidad delictiva.

De fondo estamos exhibiendo un problema cultural, moral y de inserción educativa. Los narcos saben que tienen miles y miles de jóvenes que abandonaron el sistema educativo dispuestos a hacer cualquier cosa para tener un peso, para tener droga, para tener un arma, para tener un cachito de poder en el barrio, para exhibirlo en redes sociales. Hay una degradación lacerante de la familia, de la autoridad de los padres, de los docentes, de los policías, de los médicos y un avance incontenible de derechos sin obligaciones. Desde los partidos de derecha, quizás con algo de razón, se mira el avance de la izquierda y sus formas de darle derechos a todos como una baja en la barrera de la contención del individuo. Desde la izquierda suavizan el problema aunque hay indicadores que empiezan a saltar. Si Fernando Pereyra, el filósofo izquierdista enemigo del trabajo si los hay, reconoció que se les fue la mano con lo de "sensación térmica" sobre la inseguridad y que el problema es real y tangible, como será. La izquierda igual sabe que tiene "capturado" al menos a un cuarenta por ciento del electorado que lo vota a como dé lugar y que son capaces de gritar por Maduro y Cristina sin que se les mueva una ceja. El mundo para un lado, muchos izquierdistas para otro; la evidencia es algo lindo para las películas de CSI Miami.

En ese marco lo único que hemos hecho crecer es la famosa grieta que viene amenazando a todas las sociedades y sobre esas bases nos movemos. El Frente Amplio trancó al gobierno de coalición desde el día uno y no reparó ni en pandemia. Todo era un desastre, nada funcionaba y ese discurso a la larga le dio resultado, hay que decirlo. Lo mandaban al inefable Fernando Pereyra todos los días a decir sus sandeces pero cuando se acercaba la campaña lo fueron sacando de escena para no irritar al voto medio, estrategias que a la larga rinden.

Habría que buscar tres o cuatro puntos clave como competitividad que se asocia a trabajo, educación y seguridad y buscar dos o tres puntos consensuados y sobre esas bases no mover nada aunque cambien los partidos que dirijan al país. Por ejemplo, cuando Jorge Batlle habilitó la llegada de la papelera en Fray Bentos Tabaré Vázquez respetó y apoyo cuando llegó a la presidencia en las dos oportunidades en que ocupó la titularidad del Poder Ejecutivo. Hay buenos ejemplos sobre los cuales llevar adelante la cosas o tomar directamente como ejemplo.

En el gobierno de José Mujica se crearon las Universidades Tecnológicas, las UTEC en varios departamentos como Durazno y Río Negro y el anterior gobierno las apoyó y proyectó al punto que este recién comienza y ya inauguró una UTEC en Minas, departamento de Lavalleja, obviamente prevista por el gobierno de Lacalle Pou. Y está bárbaro, quién puede estar en contra de llevar la educación a todos los departamentos posibles. No somos bestias pero ese espíritu no se está notando cuando se precisan grandes acuerdos y eso se nota en la falta de resultados en los grandes temas que el país reclama.

Tenemos experiencia y capacidad en dar el paso para superar una división tremenda que hoy nos desafía como sociedad.

 

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