La marihuana, la pasta base y sus efectos en la salud
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Por Jose Pedro Cardozo
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jpcardozo@laprensa.com.uy

Las ventas de marihuana en forma legal, en nuestro país como es notorio por medio de algunas farmacias interesadas y seleccionadas para ello, estan lejos crecer y competir realmente con la venta ilegal que realizan “las bocas”, que todos sabemos, están por todos lados. Se dice y que yo sepa eso no ha sido desmentido, las ventas en las farmacias no solo no crecen sino que disminuyen porque venden un producto menos potente “que pega menos” según los viciosos que los que venden los narcos por medio de las “bocas”.
También se sostiene que proliferan los cultivos ilegales y los llamados clubes cannábicos y las producciones en jardines caseros que fomentan el narcomenudeo. Es un fenómeno que se da en nuestro país y donde se mire. Máxime cuando son países, donde la droga y la actividad de narcos es lamentablemente creciente.
Por ejemplo, leímos que en los Estados Unidos aumentan los granjeros y los agricultores que cultivan marihuana, porque no pagan impuestos y asi se van convirtiendo en los abastecedores del mercado negro, que irónicamente cuenta con consumidores mayoritariamente blancos.
Antes de la legalización de la marihuana, en el estado de Washington, los arrestos por delitos relacionados con la marihuana eran 2,5 veces más altos, después de la legalización las tasas de arrestos de afroamericanos se quintuplicaron. A su vez, como buen “caballo de Troya”, el aumento del consumo de marihuana llevó al aumento de consumo de cocaína, como pasa en nuestro Uruguay que, al presente, junto con Argentina, lideran el consumo en América Latina de esa droga pesada y costosa.
Podemos admitir que en jóvenes y en muchos adultos la marihuana es una droga de elección y es en muchos casos un paso previo a otras drogas. En base a esta realidad, se ha ido “normalizado su uso en padres, hijos, ante la mirada ciega de los que deberían señalar los daños a la salud.
Según se ha comprobado, el efecto cancerígeno del tabaco es menor que el de la marihuana en fumadores crónicos de “porros”. Se pudo establecer que el cannabis tiene una incidencia estimada en un 43% mayor a los efectos perjudiciales de la nicotina. Ej ejemplo que se maneja, es que fumarse un “porro” de marihuana, equivale a más de 15 cigarrillos en términos de riesgos de cáncer de pulmón. Algo que no se dice.
Es así que llevado el tema al terrenos político, podría sostener que: el tabaco es de derecha y la marihuana es de izquierda. Según el European Respiratory Journal la marihuana, daña las vías respiratorias más que el tabaco, ya que el humo contiene más del doble de agentes cancerígenos como los hidrocarbonos poliaromáticos. La forma de fumar aumenta el humo inhalado y así se adquiere bronquitis pulmonar, enfisema crónico y cáncer de pulmón.
En adolescentes, retrasa el desarrollo madurativo, en un cerebro que no ha terminado de madurar (recién termina a los 25 años) y se resienten todas las áreas emocionales, intelectuales, cognitivas, motrices y dificulta los desarrollos académicos, así como los proyectos de vida en una fase de consolidación de la identidad.
También daña las estructuras vitales en el cerebro como áreas frontales, por ejemplo, destinadas a las más finas operaciones de control de impulsos y de abstracción, así como todo el circuito motivacional.
Todo lo que está muy vinculado al riesgo de contraer psicosis cannábicas o de estimular las vulnerabilidades psicóticas y las psicosis esquizofrénicas con alucinaciones y delirios de muchos pacientes que de no haber fumado marihuana no la hubieran desarrollado. Es también común el llamado síndrome amotivacional (pérdida de interés, abulia, apatía) y el síndrome depresivo mayor (Algo que se apunta en el Plan Nacional de Drogas de España, 2022).
No hay dudas, de que el consumo de drogas es un problema de salud pública y debe abordarse con la misma mirada que otros problemas de salud crónicos. Esto significa que en primer lugar hay que fortalecer la prevención para que consuma la menor población posible y retrasar el inicio del consumo de aquellos que consumen cualquier droga. En segundo lugar, hay que entregar un tratamiento oportuno y de calidad a las personas que requieren ayuda, producto de su trastorno por consumo de drogas. De lo contrario pulularán, como marginales los atrapados por el vicio, que terminan como prioridad máxima, asegurarse la droga del día.
Algo que si ponemos atención, se esta dando en nuestro medio, aunque parezca exagerado, especialmente por los “pastabaceros”.
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