Yamandú Orsi asume entre expectativas y tensiones
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Por Jose Pedro Cardozo
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director@laprensa.com.uy
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El nuevo gobierno de Yamandú Orsi asume mañana, en un contexto de expectativas y tensiones internas que ya empiezan a perfilarse en torno a las políticas económicas. La figura de Gabriel Oddone, designado ministro de Economía y Finanzas, se encuentra en el centro de esta controversia debido a su propuesta de desindexación salarial, un planteo que ha generado resistencias tanto en el futuro Ministerio de Trabajo como en el entorno más cercano al presidente electo. Estas diferencias, más allá de lo técnico, reflejan una disputa de poder y de visión sobre el rumbo que debería tomar la economía.
La idea de desindexar los salarios en un contexto de inflación baja es una apuesta arriesgada, aunque no carente de lógica. Oddone sostiene que el mecanismo de ajuste salarial basado en la inflación pasada contribuye a mantener una inercia inflacionaria, incluso cuando el alza de precios es puntual y transitoria. Si bien esta propuesta podría ayudar a consolidar una inflación más baja y estable, también implica un riesgo: que en el camino se erosione el poder adquisitivo de los trabajadores en situaciones de volatilidad.
La reacción a esta propuesta no se hizo esperar. Juan Castillo, futuro ministro de Trabajo y Seguridad Social, manifestó su desacuerdo desde el principio, señalando que la desindexación podría desproteger a los trabajadores. Pero la respuesta más contundente vino de Alejandro “Pacha” Sánchez, secretario de Presidencia y hombre de extrema confianza de Orsi, quien expresó una crítica directa, reflejando una distancia significativa entre el equipo económico y el núcleo político del gobierno electo.
Este cruce de posturas no es menor. Oddone, a diferencia de figuras como Danilo Astori en gobiernos anteriores, no cuenta con una base política propia en el Frente Amplio. Su fortaleza radica en el respaldo de Orsi, pero esta dependencia también lo hace más vulnerable en un contexto de tensiones internas. Si el presidente electo no se muestra firme en el apoyo a su ministro de Economía, la percepción de inestabilidad podría afectar la confianza de inversores y empresarios.
El respaldo inicial de Orsi a Oddone se hizo evidente al aceptar todos los nombres propuestos para el equipo económico, entre ellos Rodrigo Arim para la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y Guillermo Tolosa para el Banco Central. Sin embargo, este alineamiento técnico no necesariamente se traduce en un consenso político, como demuestran las críticas ya manifestadas.
La pregunta clave es cómo evolucionarán estas tensiones. Una hipótesis es que se trate de una estrategia deliberada: presentar dos visiones contrastantes —una más ortodoxa desde Economía y otra más política desde Presidencia— para monopolizar el debate público y descolocar a la oposición. No obstante, esta táctica implica riesgos, especialmente si genera incertidumbre en el sector privado sobre la cohesión del equipo económico.
La otra posibilidad es que estos desacuerdos reflejen límites preestablecidos por Orsi en la autonomía de Oddone. Si bien el ministro de Economía tiene una agenda clara, es probable que deba ceder en ciertos puntos para mantener la cohesión interna. Esta dinámica podría derivar en un equilibrio inestable, donde la capacidad de acción del equipo económico dependa de negociaciones constantes.
En cualquier escenario, el papel de Orsi será crucial. Como presidente, le corresponderá definir hasta dónde está dispuesto a respaldar las propuestas de Oddone y en qué momento optará por priorizar la unidad interna. El margen de maniobra del próximo gobierno dependerá en buena medida de la claridad y firmeza con que se gestionen estas diferencias desde el inicio.
La administración que comienza tiene el desafío de conciliar una visión técnica orientada a la estabilidad macroeconómica con una sensibilidad política que atienda las demandas sociales. El equilibrio entre ambas posturas definirá no solo el rumbo económico del país, sino también la cohesión y eficacia del propio gobierno. En ese sentido, las decisiones que tome Orsi en los primeros meses serán determinantes para marcar el tono de su presidencia.
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