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Uno va observando algunas formas y perfiles de gobernantes e intenta articular cómo será el próximo e inminente gobierno del profesor Yamandú Orsi. Lo primero es que hay que decir, honestamente, es que creemos a rajatabla que el próximo titular del Poder Ejecutivo es una persona de bien, bien inspirada, capaz, honesta y que ama su país. Ahora, eso, ¿alcanza? Veremos dijo Lemos. Porque hay ciertos personajes en el derredor que a veces dan miedo. Para empezar el próximo secretario de presidencia, Alejandro Pacha Sánchez, una especie de Mago Merlín que ya asoma en su esplendor que no es del todo bueno. Pero por algo entronizó a Orsi y éste le dio plena confianza. Algo tendrá.

También hay que ser sinceros en estos conceptos. Un gobierno antes de asumir es una cosa y otra muy diferente luego. Por ejemplo, cuando asumió Lacalle Pou apuntó a una forma pero la realidad le fue cambiando la pisada. Veamos la pandemia del covid por citar lo más grande. Veamos la muerte, inesperada, de Jorge Larrañaga. Quién podía presuponer todo eso.

Además el devenir de los acontecimientos es terrible. Vamos a dos casos clave. Por ejemplo, Azucena Arbeleche empezó y va a terminar siendo la ministra de Economía y Finanzas, es impecable y un reaseguro de Lacalle Pou. Pero vayamos al caso del ingeniero Omar Paganini. Nadie lo conocía, pero su firmeza y fortaleza fueron tales que empezó por Industria y Energía y terminó arreglando los desguisados de la Cancillería. Paganini a la larga se erigió como mucho más de lo que parecía en principio y terminó siendo quizás el segundo en importancia del gabinete dada sus formas y relación con el Presidente.

Pero avancemos al otro espacio, al revés, la salida que tuvo que darse del Ministerio de Turismo del colorado Germán Cardozo por informes de prensa en momentos en que no había turismo, pues la pandemia tenía congelado a todo el mundo. En tiempos donde lo máximo que se podía hacer era atender a las empresas del sector para que no cerraran y planificar la reapertura con los seguros y las prevenciones sanitarias acordes el titular tuvo que irse. Hagamos esta lectura, se fue el ministro de Turismo cuando no había turismo. Solo en el Uruguay pasa.

Por ejemplo, José Luis Falero, ex intendente de San José, hizo un gran trabajo al frente del Ministerio de Transporte y Obras Públicas pero al principio se miraba como una simple cuota política. Un intendente blanco en un gobierno blanco. Claro que Falero arrancó siendo el dos de la OPP pero la muerte de Larrañaga llevó a que Heber dejara Transporte y se fuera a Interior. Falero se sintió como pez en el agua. También digamos desde acá que deberíamos haberle reclamado algo más para el norte, no porque vivamos de esta lado solamente sino porque sería una forma de atender la disparidad del desarrollo nacional de los últimos tiempos.

Pero quizás lo más importante de todo esto es darnos cuenta que el antes es una cosa pero el devenir de los acontecimientos es tremendo y va modificando todo. Como dice la gente de campo, "hay que dejar que los zapallos se vayan acomodando en el carro" y luego se verá como va saliendo todo.

Por ejemplo, cuando se escucha a Juan Castillo parece un manual de lucha contra Rambo de los años ochenta. El vive en su izquierda y derecha, la guerra eterna con Estados Unidos y todo el merchandasing que le ha servido para llegar a donde llegó. Claro que el mundo va por otro lado. Pero quizás Juan Castillo tenga un discurso para la barra y un accionar para la realidad. Lo veremos, y también veremos los niveles de tolerancia del presidente si no tiene la capacidad de resolver conflictos.

El tiempo empezará, más rápido de lo que pensamos, a acomodar los zapallos.

 

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