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Hace unos días, un lector de nuestro Vespertino destacaba una nota nuestra y nos agregaba que a él le duele mucho lo que llama "el pobrismo", o sea una especie de condescendencia eterna con los pobres que solo recibirían ayuda, tipos bonos del Mides etcétera, y no se esfuerzan de ninguna manera, ya que son tantos los distintos tipos de ayuda que es más fácil quejarse y lograr algo. Este lector, hacía referencia que al terminar la escuela su padre recibió una advertencia de su abuelo, el padre de éste: "estudiás o trabajás", por lo que en ese lugar no había espacio para otra cosa. Así el hombre "entró a trabajar con catorce años a Méndez Hnos., icónica tienda y zapatería ubicada en Uruguay y Amorim, en pleno centro de Salto. Allí empezó y se jubiló con setenta años, nunca lo echaron de ningún trabajo, renunció sí pero para mejorar, a esos principios hay que volver".

"No se debe esperar todo de regalo, todo del Estado", cierra el  tradicional adherente de La Prensa que cada tarde lee en su hogar.

Nosotros compartimos en esencia lo que dice el amable lector pero no debemos olvidarnos que los tiempos han cambiado y que hoy la gente vive situaciones de bonanza que antes eran imposibles solamente de pensar. Por ejemplo el acceso masivo a vehículos, casi que en cualquier casa de Salto donde haya un mínimo movimiento económico hay una moto, hay cable o televisión satelital, hay celulares, hay aires acondicionados, hay varios televisores de última generación y en buena medida hay un vehículo de cuatro ruedas. Por lo que el desarrollo económico nos llevó a tener un nivel de vida que es bueno o muy bueno, la gente dejó de plantar en sus fondos que además se achicaron, y pasó a depender del mercado, eso entre otras cosas genera que haya que tener todos los días de la vida dinero para poder pagar lo que se compra porque cada día hay que ir al comercio minorista, al supermercado, a la despensa con dinero. Además el cable, el teléfono fijo, el celular, la nafta, la patente, el seguro, son todas cuotas que necesitan de fondo dinero lo que lleva en no pocos casos al endeudamiento. Pero a su vez la inserción al mercado de trabajo se ha complejizado debido a que se necesitan títulos, se necesita formación y luego de la formación actualización.

De todas formas una cosa no quita la otra, al contrario, bien que nos ayuda a entender y valorar lo necesario que se hace el famoso "estudiás o trabajás", porque tomar decisiones y ser responsable de esas decisiones es una parte ineludible de la crianza de los hijos, de los nietos, de las personas que tenemos a cargo. Lo que el amable lector nos dice es que cuanto antes hay que dar el paso para que se pueda generar responsabilidad. Hoy se contempla mucho, a nuestro juicio, una especie de eterna condescendencia con el que debe enfrentar retos al punto que "para que no se frustre" se hacen mil malabares. Pero la frustración, el riesgo, la angustia, el perder es parte de la vida, sino no se generan los necesarios anticuerpos para enfrentar las dificultades. No siempre estarán los padres y los abuelos para solucionar todo, además hoy está el riesgo de la droga lo que aumenta los niveles de moral que debemos trasladarle a nuestros hijos ya que los peligros están en cualquier lado de nuestra comunidad. Aquellas viejas y sanas exigencias no pasaron de moda, deben actualizarse para volver a generar responsabilidades y que cuando una persona se mande una macana, así sea nuestro queridísimo hijo, debe pagar por ello porque luego la sociedad no espera, cobra y la frustración puede ser terrible, y ahí sí no hay vuelta atrás.

 

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