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Recientemente el Fiscal General de la Nación Dr. Juan Gómez reiteró frente a una quincena de Senadores su voluntad de alejarse del cargo, en la reunión apeló a su propia muerte para desvincularse, manifestó: “Acá se muere Gómez, no hay acuerdo y ponemos a alguien por arte de magia” ( Búsqueda No. 2191). Debemos recordar que Gómez es producto del anterior Fiscal General Jorge Díaz, quien abandonó el cargo antes de culminar su período para dedicarse a la actividad privada, (contactos no le faltan).-

El tema trasciende nombres y el espacio de esta columna, la génesis está en que la dirigencia política pretende resolver los problemas creando normas, y esto como dice el refrán es poner los caballos detrás del carro, este dicho originado en la sabiduría de los hombres de campo significa que para que las cosas funcionen con corrección, debemos hacerlas respetando un debido orden.

Precisamente esto sucedió en época del Presidente Vázquez, solo recordar que ante la ola delictiva incontrolable que vivía el país, Vázquez llamó a una reunión sobre convivencia pacífica y seguridad, y anunció el advenimiento y la aplicación del Código del Proceso Penal, pretendiendo mediante una ley terminar con la delincuencia.

La estrategia de Vázquez y algunos comentarios entusiastas de los concurrentes llaman la atención por su ignorancia y falta de realismo.

La creación del nuevo proceso penal significaba un cambio de paradigma saludable, en el proceso penal anterior el juez investigaba y juzgaba, era una reminiscencia del inquisitivismo puro y duro, el nuevo código implementa (no del todo) un sistema acusatorio donde el rol del Juez no es investigar sino juzgar, quien investiga es el Fiscal, el imputado se defiende y resuelve el Juez.

Este sistema está pensado para que el imputado tenga más garantías en su defensa, que el presunto ladrón, violador, homicida, tenga un proceso justo, por tanto, aquellos que pretendían que con la llegada del CPP se encarcelara rápidamente a presuntos culpables, estaban profundamente equivocados fruto de la información que se les brindaba desde las más altas esferas.

¿Qué pasó con el CPP? Sucedió lo del dicho, primero se legisló y luego se buscaron los recursos y la estructura necesaria para que funcionara el nuevo sistema, lo cual llevó al fracaso total.-

Las fiscalías se vieron desbordadas sin capacidad operativa para realizar una adecuada indagatoria preliminar, provocando un estrés alarmante y renuncia de varios Fiscales, la más notoria la del Dr. Zubía.

La defensa pública peor aún, atiende la mayor parte de los asuntos y no tiene recursos económicos ni personales para hacerlo, lo cual deja en indefensión a los imputados a quienes se pensaba tutelar con el nuevo sistema.-

Finalmente, y como era de suponer, la criminalidad no se combatió con el CPP ni se va a combatir con leyes.

La única explicación para este fracaso está en el dicho: nunca va a andar como queremos un carro en el que los caballos van ubicados detrás del mismo.

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