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José Enrique Rodó a principios del siglo XX, produjo obras literarias con conceptos que perduran. En la conocida parábola “La despedida de Gorgias”, presenta su versión de la muerte del filósofo griego por la orden del gobernante de “beber la cicuta”, un veneno que le permitía auto eliminarse, como forma “digna de ser ejecutado”. En la cena de despedida con los discípulos, Rodó pone en boca de Gorgias un brindis “Por quien me venza con honor, en vosotros”. Me permito interpretarlo: brindo por quien sea para ustedes, mejor que yo sin hacer trampas.


Obviamente Gorgias, que vivió 500 años antes de Cristo, nada tiene que ver con la historia del plato de lentejas, que narra el Antiguo Testamento de la Biblia. En ella Jacob le compra por un plato de lentejas los derechos de primogénito a su hermano Esaú, quien cambia sus ventajas hereditarias privilegiadas por comida, pues llegaba hambriento.

Me tomo la licencia política de hacer una síntesis entre el elevadísimo brindis de Gorgias y la interesada actitud de Jacob, de apagar tan egoístamente el hambre de su hermano.

Hasta aquí la literatura.

Según narra LA PRENSA en su edición digital del 18 de agosto último, el intendente Lima se habría expresado en la Junta Departamental de forma que considero equivocada, sobre la conducta de intendentes anteriores respecto de los asentamientos irregulares. Leo en LA PRENSA: ”Lima respondió que fue decisión suya intervenir en los asentamientos, "no lo hicieron los anteriores intendentes" mencionando a Germán Coutinho, Ramón Fonticiella, "y tampoco el Esc. Eduardo Malaquina".

Hablo por mí, que fui intendente entre Julio de 2005 y febrero de 2010. El gobierno del que tuve el honor de ser responsable, se ocupó de intervenir los asentamientos, se realojó por lo menos dos, tan grandes que luego constituyeron tres barrios (uno en Salto Nuevo, otro al norte de La Amarilla y otro al Este de Barrio Uruguay. Los asentamientos Bello Horizonte (en el Sur) y Barbieri Dos (En el Este, sobre la calle Magallanes) fueron realojados y devueltos los terrenos a sus dueños. Cientos de familias integraron el programa Vivienda Digna, construyeron su casa con materiales de calidad, y formaron parte de grupos sociales que recibieron orientación y formación. Hubo trabajo social y técnico de profesionales universitarios contratados por concurso, que no preguntaron a nadie a quién votaba la familia, ni condicionaron su casa al próximo sufragio. Posiblemente por eso el Frente Amplio perdió la siguiente elección. Volvería a actuar de la misma manera, prefiero la cicuta de Gorgias, a utilizar el plato de lentejas aprovechando la necesidad ajena y una posición de transitorio poder y recursos del Estado. Con nuestra gestión se equivocó el intendente de Salto.

Algunos estiman que la política cambió y hay que comprar votos porque lo que importa es ganar. No es así. Gobernar es conducir con acuerdo popular, hacia un destino o utopía; sin engaños, chantajes, compras, presiones o mentiras. No se puede corromper ni prostituir la acción política, porque una vez en el barro, todo lo que se toque, se ensuciará.
Para bien del país, muchos pensamos así.

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