La Prensa Hacemos periodismo desde 1888

Mientras el Mundial de Qatar se acerca a su final, quedan muchas cosas para analizar de una cita que a todos nos deja algo.

En ese marco nos quedamos con un gusto a poco pues la celeste estuvo cerca, le faltó un gol, o le sobró uno a los rivales, o los coreanos en el minuto 91 haciéndole un gol a Portugal cuando los europeos tenían un córner a favor, o el VAR, o qué se yo, pero quedamos mal siempre. Frente a Corea del Sur estuvimos a dos tiros en  los palos de ganar, contra Portugal el palo de nuevo cuando perdíamos por un gol y el segundo de los portugueses por un penal que no fue. Ni con VAR acertamos. Entonces lo que es la fiesta máxima del deporte en el mundo nos dio sabor amargo en los tres partidos, en el que empatamos y creemos merecimos ganar, en el que perdimos y podíamos haber empatado, y en el que ganamos, a Ghana, pero que nos dejó afuera de todo.

Pero de algo debemos ser conscientes. En el fútbol de hoy el estado físico debe ser impecable o más. Veíamos a los coreanos del sur contra nosotros, era muy difícil generar espacios, y más para un equipo como el celeste que no es un dechado de virtudes con la pelota. También debemos decir que el Tornado Diego Alonso nos generó una gran ilusión al ganar los últimos cuatro partidos de la Eliminatoria, clasificarnos con los tres primeros, y llevarnos del séptimo al tercer puesto en poco tiempo. Eso nos dio ánimo, más el nivel de Valverde y compañía ya nos hacía creer que íbamos por la tercera copa del mundo.

Pero una cosa es jugar en el Centenario ante Perú y Venezuela y otra en la máxima cita. Ya, además, no se gana con la historia. Alemania, que se dio un picnic con Brasil en el mismísimo feudo norteño y ganó la copa de 2014, hace dos torneos que no pasa la primera fase. De Alemania hablamos, y así se puede decir con España, hace una década potencia mundial.

Además, seamos sinceros, tenemos una liga no del tercer mundo, sino del quinto mundo. Quien esto escribe ama y sufre por el carbonero. En ese marco, mirar a Peñarol en este 2022 que se termina y ver el nivel mundial es como enfrentar el rugby y el vóleibol, son dos cosas distintas. Quizás la selección de Alonso se "uruguayizó" si cabe la expresión, o se emparentó a la selección que venía armando Tabárez antes de que le terminaran el contrato.

A su vez si miramos lo de Alonso, asumiendo que en fútbol todo es opinable, podemos decir que jugó entre Eliminatoria y mundial siete partidos de los cuales ganó cinco, empató uno y perdió uno.

Pero hay más cosas para decir, y es que ya no hay rival sencillo o comestible antes de jugar. Que Japón le haya ganado a España y Alemania no entra en la cabeza de nadie. Que además ganaron los mundiales de 2010 y 2014.

Un apunte final para hoy de la celeste. El tema del nivel cuando nos juegan a determinada categoría. En Rusia 2018 Francia nos sacó del cuero del lomo y nos mostró el nivel en serio. Uruguay miró cómo jugaban con él; en este mundial el primer tiempo de Portugal ante nosotros, más allá de la jugada hermosa y casi gol de Bentancur, en un momento iba 245 pases de los portugueses ante 42 de los celestes. Es feo que te la muestren así, por más que sea el equipo de Cristiano Ronaldo; pero también es una muestra de lo que ha caído el fútbol uruguayo, de los años, muchos, en que ni se pelea una Libertadores, no se ganan copas, y el nivel local se mantiene en base a la pasión.

Quizás Uruguay dio lo que podía dar, es eso, no mucho más, y llegó hasta donde llegó que es lo que hoy tiene.

 

Comentarios potenciados por CComment

Ranking
Recibirás en tu correo electrónico las noticias más destacadas de cada día.

Podría Interesarte