La debacle (VI)
-
Por el Lic. Fabián Bochia
/
fbochia@laprensa.com.uy

Si bien es cierto que uno quiere entenderlo todo ya, hay cosas que se entienden con el tiempo. A mi me pasó una anécdota que en su momento la dejé stand by pero que visto lo que me pasó toma otra dimensión naturalmente. Y visto el terrorífico accionar de los hermanos Lima llevando a límites impensados por ejemplo la administración municipal donde el diputado se paseaba en camionetas de la Intendencia en una especie de "hermano del rey", algo que la izquierda debería explicar pues le faltó hablar de monarquía, casi, casi justo una fuerza "proletaria".
Cuando ganamos las elecciones a Germán Coutinho, allá por mayo del año 2015, lo que entiendo como una proeza pues sumó nada menos que el setenta y cinco por ciento de los votos blancos de octubre para mayo, entramos todos en un estado de euforia que solo la realidad de la intendencia que después tomamos logró bajar.
El tiempo de asumir es largo, dos meses, marca la Constitución de la República, por lo que hay que transitar sesenta largos y ansioso días.
En ese tiempo el padre de Andrés Lima es internado y luego fallece. Don Lima viejo vio por lo tanto a su hijo intendente electo pero no asumir, desgracias de la vida. Este buen hombre me conocía mucho pues yo solía ir a su casa y con sus hijos varones escuchar partidos de Peñarol en la escalera de la casona de la calle Lavalleja. Poníamos la radio para adelante y para atrás para agarrar Radio Oriental y rezar para que el manya hiciera un gol. Cosas de gurises y de esa época pero que forman parte de la vida de uno.
Cuando ganamos la elección, días después y antes que lo internaran a Don Lima para a la postre tener lamentable desenlace, me encuentro con él al entrar a El Revoltijo centro, en ese playón que hay entre la puerta y las cajas.
Lo saludo efusivamente y le dijo "¡Ganamos Don Lima!" y le estrecho la mano.
El me acepta el saludo pero no me suelta la mano, me la sigue apretando, con firmeza y me mira fuerte a los ojos y me dice algo que no entendí en su momento. "No lo dejes a Andrés, vos no lo dejes", me insiste a lo que yo casi que a las risas le digo, "claro que no, menos ahora que ganamos, jeje, si aguantamos toda la campaña", haciendo alusión a lo difícil que habían sido los meses anteriores armando discursos programando actividades, armando programas y discutiendo a la interna con cosas a favor o en contra como todo en la vida.
Visto en perspectiva Don Lima conocía los paños de todos incluso el mío y quería asegurarse cosas. De todas formas, hoy en público quiero decirle a Don Lima que no lo dejé a su hijo, me fue apartando con su conducta y sus acciones y que llegó un momento que fue insostenible. Pero, entiendo, por algo me pidió lo que me pidió.
En eso hay que darle la derecha a los abuelos donde siempre subrayan que el tiempo acomoda las cosas en su lugar, o "acomoda los zapallos en el carro", y hace entender realidades que en el momento no se pueden, por caso lo que me pasó a mi que no me di cuenta del mensaje que me estaban dando. Y si a alguien le caben dudas de esto perfectamente pueden pedir las cámaras de la empresa comercial de esos días y ver que pasó este encuentro. De todas formas quiero decirle a Don Lima que yo cumplí, no se puede decir lo mismo del otro lado y no solo por las derrotas acumuladas sino por las formas espantosas.
Comentarios potenciados por CComment