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Cuando éramos gurises, le llamábamos "pinchaglobo" a aquel compañero que, cuando de repente teníamos un plan, siempre le encontraba una contra y tiraba todo el ánimo abajo. Antes, se le decía "aguafiestas" también. "Pájaro de mal agüero" podría ser una variante. Yo no quiero ser nada de eso, pero no es cuestión de querer, es deber de ser. Y debo ser sincero. Mientras por todos lados veo, leo y escucho mensajes que hablan de la esperanza de un nuevo tiempo para Salto a partir del gobierno de Carlos Albisu que empezó ayer, mientras me encuentro a cada rato con comentarios que hasta hablan de un renacimiento de Salto, confieso con absoluta sinceridad que me tiene preocupado un montón de cosas.

Sé que para juzgar el funcionamiento de un cuadro de fútbol, primero hay que dejarlo que juegue el partido. A eso lo tengo claro. Aquí pasa algo similar, no puedo juzgar cómo será el trabajo y el rendimiento del equipo de gobierno elegido por Carlos Albisu, si primero no lo dejamos que por lo menos empiece a gobernar. Pero también tengo claro, que los comunicadores tenemos la obligación (más bien el compromiso quizás) de dar nuestro parecer sobre lo que sucede en la sociedad. Y en estos días, en que se va conformando ese equipo, entiendo pertinente dar a conocer algunas opiniones, me siento en ese compromiso y lo asumo con agrado. Porque, además, hablar con el diario del lunes es fácil.

Digo en primer lugar, que avizoro varios meses venideros en los que (más allá de una natural "luna de miel" entre pueblo y gobierno) habrá mucha ansiedad por empezar a ver las mejoras prometidas. Y sabido es, que nada es inmediato. Menos aún cuando por varios meses se trabajará con un presupuesto y organigrama del gobierno saliente. Pero, ¿tiene suficiente paciencia el pueblo para esperar? Lo dudo.

Por otro lado, me preocupa que quienes criticaron tan duramente que el rubro cero de la Administración Lima era muy alto, ahora que llegaron al gobierno ya vayan ingresando casi 40 personas (con sueldos que no son de 25.000 pesos, ¿me entiende?). Me preocupa que se llene la Intendencia de caciques y falten indios guerreros. ¿Y la prometida austeridad?

El año pasado, me ocupé de preguntar durante meses sobre algunas de las cosas que más demandaban los salteños. Comprobé que el arreglo de las calles estaba siempre en los primeros lugares. Me tranquilicé cuando Francisco Blardoni me explicó minuciosamente el plan que tenía para la reparación. Nadie puede dudar de la sapiencia de Blardoni en estos temas. Pero, de pronto, una vez ganada la elección, resulta que Blardoni no estará en la Dirección de Obras. ¿Cómo se entiende? Créame, estimado lector, que hubo miles de salteños que votaron a Albisu porque querían a Blardoni al frente de Obras. ¿Debo interpretar que se les mintió? Me podrán decir que igualmente estará ahí, asesorando... Pero no es lo mismo. Ni por cuestiones prácticas ni por cuestiones de responsabilidades es lo mismo.

Dije líneas más arriba "equipo de gobierno elegido por Albisu". ¿Sabe de qué me estoy dando cuenta ahora que lo pienso mejor? Que seguramente mi mayor preocupación es que este no sea un equipo elegido por el Intendente y en base a capacidades técnicas, como se nos viene diciendo. Temo que lo político esté dirigiendo todo.

Una cosa más... Cuando Albisu decide ingresar en un alto cargo a un familiar directo de alguien de su equipo más cercano, ¿no es muy parecido el caso, por ejemplo, al tan mentado del hijo de Fonticiella?

En fin, no quiero ser pesimista. Pero tengo el deber de ser sincero.

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