La Prensa Hacemos periodismo desde 1888

¿A mí qué me importa si Mujica es pobre, si fue el presidente más pobre o es todo una falsa pose que hace a su personaje? Lo que a mí me importa es que dejó una de las deudas externas más altas, o que en su gobierno se dio la mayor decadencia en el nivel educativo de los uruguayos o, si quiere algo positivo, que creó la UTEC (Universidad Tecnológica del Uruguay), con todo lo bueno que eso implica para el futuro de nuestros jóvenes. ¿Entiende lo que le quiero decir?

Esto viene a cuenta, que ayer me llegó un mensaje en el que se explica lo que han percibido, perciben y percibirán los hermanos Andrés y Álvaro Lima en sus respectivos y diferentes cargos políticos (intendente, diputado, etc.). Claro, por supuesto que es una suma muy abultada de dinero, y como además se la presenta minuciosamente a través de cálculos de cuánto significa por mes, por año y por quinquenio, impacta mucho más. El mensaje tenía, hasta explícitamente, una intencionalidad de fustigar a los referidos políticos salteños, esos que “después recorrerán las casas de los vecinos pidiendo el voto y ocultando que son millonarios” (más o menos eso se leía). Pero, por otra parte, una especie de réplica no se hizo esperar mucho. Fue entonces que comenzó casi inmediatamente a difundirse otro mensaje, que hablaba de cuáles serían los ingresos en el hogar de Carlos Albisu. Allí se manejaban sueldos provenientes de la Salud (suyo y de su esposa), de otros posibles negocios privados, se hablaba además de lo que podría haber acumulado del tiempo en que se desempeñó en Salto Grande, de los sueldos de sus allegados en ese mismo y otros organismos, etc.

Más allá que hay gente que parece no entender que no son ellos los que se han fijado esos sueldos (por lo que podría aplicarse aquello de que “la culpa no es del chancho sino de quien le rasca el lomo”) por lo tanto el tema es mucho más profundo, da la impresión que en la desesperación por captar votos, se está llegando a recursos propagandísticos que rozan lo absurdo. Al menos a mí, lo que me importa en definitiva, es que un Intendente administre bien las cosas que son de todos. Ni más, ni menos que eso. Lo que gana o deja de ganar, el dinero que entra o deja de entrar en su casa por su trabajo y el de su familia, no me importa.

Reconozco sí, que a veces hay que vivir ciertas cosas para entenderlas, y que no hay otra forma de hacerlo que esa, viviéndolas en carne propia. Es decir, a veces -por dar un ejemplo- es muy difícil comprender la situación de personas que no tienen un peso en el bolsillo para llegar a fin de mes y cubrir las necesidades básicas de su hogar, por parte de quienes flotan en dinero todos los días. Pero cuidado, no creamos que una persona adinerada no puede hacer mucho por mejorar la calidad de vida de todos, sin distinciones, desde un lugar de poder. O viceversa, no seamos tan ingenuos de creer tampoco, que una persona, por haber sido pobre o haber pasado hambre, cuando llegue al poder va a darlo todo por los pobres y los que pasan hambre. Mire que hay gente que una vez que llega allá arriba, se olvida que viene de allá abajo.

En definitiva, estamos convencidos que para ser un buen gobernante, se precisa un gran cúmulo de cualidades (y hasta de suerte en algunos casos). Desde tener la suficiente capacidad para las tareas que implica el cargo, hasta saber elegir de quién rodearse. Lo que gane o no gane él y su familia, no parece tan relevante. Si entramos en esas cuestiones, podemos llegar a una banalización muy grave de la discusión política. Hay que tener cuidado.

Comentarios potenciados por CComment

Ranking
Recibirás en tu correo electrónico las noticias más destacadas de cada día.

Podría Interesarte