Una especie en extinción
-
Por Jorge Pignataro
/
jpignataro@laprensa.com.uy

Yo no sé si está bien o está mal. Tampoco creo tener derecho ni autoridad para juzgarlo así, en forma tan tajante. Solo digo que me vengo sorprendiendo cada día más, desde que se inició esta campaña electoral (o esta serie de campañas mejor dicho, desde mediados del año pasado hasta ahora) por el despliegue de dinero que hay. “Poderoso Caballero, es Don Dinero”.
Hace unos días, un hombre le preguntaba a otro que integra una lista como candidato a Edil: ¿Y ustedes cómo van a pagar todo esto? Claramente descolocado, respondió el candidato: No entiendo…¿Pagar qué? A lo que el otro le explicó: “Pagar a la gente que te reparte listas, a los que te pidan para abrir un comité en la casa, pagar la nafta para el domingo, algún asado que te pidan…”.
Sucede que vivimos un tiempo en que, en este contexto, nada se hace gratis. Así de simple. Todavía escuchamos a personas que dicen que en elecciones de otros tiempos, “trabajábamos por las ideas y hasta para divertirnos, pero ni de casualidad se nos ocurría pedir plata”. Ahora no. Ahora es común, muy común (casi sin excepciones diríamos) que los ciudadanos exijan plata para colocar un cartel en el frente de la casa (ni que hablar para abrir en ella un club político), para repartir listas o folletos, para asistir a una caravana o determinado acto. Sabemos incluso de casos más sorprendentes aún: Hay gente que se dedica a recorrer los barrios con una cuadernola y lapicera en mano; allí va anotando nombre y números de cédula y credencial de todos quienes le dicen que votarán por tal candidato. Luego, le presenta esas hojas de cuadernola al candidato y este le paga determinada cifra, dependiendo del número de “adhesiones” conseguidas.
Insisto: no digo que esté bien o mal. Si la plata es suya, cada no puede gastarla como quiera y pagar a quien quiera por el trabajo que se le antoje. Y cuidado, tampoco digo que antes no existiera nada de esto y todo sea cuestión solo de ahora. ¿tal vez siempre fue así y hoy se sabe más porque hay más acceso a las comunicaciones? ¿O es que ahora estas cosas se hacen con más naturalidad y antes se cuidaba más de tenerlo en reserva?
Sea como sea, lo cierto es que coexisten actualmente generaciones que tienen muy diferentes ideas sobre estas cuestiones. Están los que no pueden creer que se cobre por todo (5.000, 10.000, 30.000, 100.000 pesos y mucho más también) y los que, contrariamente, no conciben que se pueda militar sin que haya dinero de por medio. Esto último parece ser lo que se viene imponiendo cada vez con más fuerza. Ya en otros artículos de estas páginas hemos afirmado (hay pruebas de sobra) que aquí nomás, en Salto, hay dirigentes políticos que ante cada elección le ponen precio a su trabajo de militancia y para quien pueda pagarlo, militan, sin importar qué candidato o partido sea.
No está de más esta anécdota…Una vez, un dirigente ya fallecido (recuerdo que fue Presidente de la Junta Departamental), me dijo que él prefería “pagar siempre”, de modo que no quedaba “atado a nadie”, no le debía nada a nadie ni tenía ningún favor que devolver si algún día llegaba a ocupar tal o cual cargo. Quizás este razonamiento también haya que tenerlo en cuanta al momento de analizar el tema.
Ahora bien, preguntémonos finalmente: ¿Existen todavía personas que trabajan en la militancia política sin ninguna aspiración económica en lo inmediato (es decir de dinero en el momento, no por un cargo a futuro)? Creo que la respuesta es: Sí, todavía quedan esas personas. Pero son una especie en extinción.
Comentarios potenciados por CComment