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En un mundo cada vez más ruidoso y acelerado, donde las exigencias externas parecen dictar la vida cotidiana, encontrar espacios de pausa y reflexión se vuelve fundamental. Así lo entienden la psicóloga Adriana Echeverriborda y la empresaria Jhona Marconi, quienes fueron protagonistas de una enriquecedora entrevista en La Prensa Streaming, donde compartieron detalles sobre una propuesta que trasciende lo terapéutico: el Camino al Ser, un retiro vivencial que convoca a personas de todas las edades a reconectar con su esencia.

“Nos conocemos más por fuera que por dentro”

Desde el inicio de la charla, Echeverriborda plantea una observación tan simple como profunda: “Conocemos mucho más del mundo externo que de nosotros mismos”. En sus talleres, la psicóloga propone invertir esa lógica y comenzar un proceso que lleva a las personas a mirarse hacia adentro, reconociendo emociones, patrones y heridas no resueltas. Inspirada en principios herméticos, como el de “como es adentro es afuera”, Adriana invita a recorrer este camino en contacto con la naturaleza y desde una mirada holística.

La propuesta, que se desarrollará en la estancia termal San Nicanor los días 17 y 18 de mayo, busca ofrecer herramientas para recuperar el vínculo con el cuerpo, las emociones y la conciencia. “Comenzamos trabajando con el yo corporal”, explica. “Nos desconectamos de los juicios, de los rótulos sociales, y nos adentramos en una experiencia de reconexión auténtica con lo que somos”.

Un escenario que potencia: la energía del lugar

La elección del entorno no es casual. Adriana menciona que la zona donde se desarrollará el encuentro tiene una energía especial, y diversos estudios así lo han respaldado. Pero aclara: “Podés ir a Machu Picchu, a la Aurora o al Uritorco, pero si estás mal con vos mismo, no vas a conectar con nada”. El objetivo, dice, es crear un espacio propicio para soltar cargas, desintoxicarse emocionalmente y abrirse al autoconocimiento. Y allí es donde entra en juego no solo la energía del lugar, sino también la intención de quienes participan.

De la teoría a la experiencia: la voz de Jhona Marconi

Jhona Marconi, joven empresaria de Concordia, no solo acompaña la propuesta como invitada, sino que es parte viva del testimonio transformador. En su relato, transmite con entusiasmo y autenticidad cómo llegó a estos talleres en un momento personal complejo, donde las herramientas convencionales no alcanzaban. “Fue una experiencia maravillosa”, recuerda. “Es como si se te abriera un nuevo mundo, donde encontrás explicaciones, pero también preguntas. Donde aprendés a responsabilizarte de lo que te pasa sin culpar al otro”.

Jhona describe estos retiros como un punto de inflexión en su vida. A través de la guía de Adriana y de los distintos encuentros en los que ha participado, pudo transitar procesos de sanación personal y crecimiento interior. “Lo más difícil fue atreverse”, asegura. “Aceptar que no podía sola, pedir ayuda y dejarme acompañar”.

Sanar no es aislarse: es compartir sin juicio

Uno de los aspectos más valorados por las participantes es el clima de respeto, empatía y contención que se genera en los talleres. Lejos de tratarse de un proceso solitario, el camino al ser se construye en comunidad. “Es como encontrarse con amigos”, dice Jhona, “gente con la que quizás no te conocés, pero con la que conectás desde el alma”. En cada retiro se suma la naturaleza, el silencio, las risas y el compartir de vivencias que, aunque diferentes, tienen puntos en común. “Ahí todos nos volvemos uno”, afirma, “y entendemos que no somos los únicos atravesando momentos difíciles”.

La voz del síntoma: el cuerpo como guía

Uno de los momentos más esperados de estos encuentros es el trabajo con lo que Adriana llama “la voz del síntoma”. Desde su visión integradora de la psicología, ella sostiene que el cuerpo no enferma porque sí, sino que expresa desequilibrios emocionales o mentales que no han sido procesados conscientemente. “Cuando logramos hacer consciente lo inconsciente, muchas veces el síntoma remite”, asegura. Con bases en la medicina germánica y herramientas como la meditación guiada y el trabajo con los sueños, Adriana propone un abordaje que integra lo emocional, lo físico y lo espiritual.

Además, comparte su mirada sobre cómo, desde niños, vamos perdiendo contacto con esa “chispa divina” que nos habita. La sociedad, los miedos, los mandatos y las creencias limitantes terminan encapsulando nuestra esencia. “Estos talleres buscan liberar esa esencia, que está intacta, esperando ser escuchada”, explica.

La importancia de integrar lo psicológico y lo espiritual

Con casi cuatro décadas de experiencia como psicóloga, Adriana reconoce que su camino profesional ha ido transformándose. “Antes pensaba muy desde lo médico-hegemónico”, confiesa. “Pero hace unos 18 años comencé a incursionar en la Gestalt, y eso me abrió a otras dimensiones del ser humano que la psicología tradicional no contempla”. Hoy trabaja desde una Gestalt integrativa, donde no descarta lo conductual ni lo psicoanalítico, pero incorpora también terapias holísticas, reiki, meditación y técnicas energéticas. En esta oportunidad, compartirá el retiro con Lorena Dosso, acompañante terapéutica y profesora de yoga, quien aportará otras herramientas complementarias.

¿Quiénes pueden participar? Todos

La propuesta está abierta a cualquier persona, sin importar edad, experiencia previa o formación. “No se necesita saber nada”, aclara Adriana. “Las consignas son simples, no es obligatorio compartir nada si no se quiere, y cada uno va a su ritmo”.

El enfoque es profundamente respetuoso con los tiempos y los procesos individuales. “A veces creemos que tener dolor de espalda es normal”, señala, “pero no lo es. El cuerpo siempre nos está diciendo algo. Solo hay que aprender a escucharlo”.

Además, se abordan técnicas para mejorar la visión física y la percepción interna, desarrollar habilidades como la telepatía o la clariaudiencia, y aprender a transformar la energía propia sin necesidad de “cargar” como una batería. “La energía no se pierde ni se gasta, se transforma”, recuerda Adriana, citando una ley física.

Una invitación a despertar

El retiro Camino al Ser es mucho más que una actividad de fin de semana. Es una propuesta para salir del automatismo, reencontrarse con la propia esencia y adquirir herramientas que impactan en todos los ámbitos: personal, familiar, laboral y vincular.

“Estos espacios deberían enseñarse desde chicos”, reflexiona Jhona. “Nos ayudan a ser mejores personas, a entendernos y a entender al otro”.

Si bien los cupos para el encuentro de mayo ya están casi completos, Adriana adelanta que probablemente haya nuevas ediciones en septiembre, coincidiendo con el equinoccio de primavera, una época simbólicamente vinculada con el renacer.

El mensaje final es claro y poderoso, todo, absolutamente todo, se puede transformar. Solo hace falta detenerse, mirar hacia adentro… y atreverse.

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