Carlos Ayuto /
Un cambio de uniforme, no de vocación
El excomisario general retirado Carlos Ayuto, hoy director de Servicios Públicos de la Intendencia de Salto, en una entrevista en el Streaming de Diario La Prensa dialogó sobre los desafíos de gestionar una ciudad que crece, se transforma y enfrenta viejos problemas estructurales.
Aunque dejó atrás el uniforme policial, asegura que su nueva tarea mantiene un hilo común con la anterior, “Sigue siendo manejo de gente, organización y resolver los problemas de la comunidad, solo que ahora sin uniforme”.
Ayuto no oculta su entusiasmo. “Es una tarea diferente, pero también parecida. En definitiva, se trata de ayudar a la gente”, dice. Desde su cargo coordina múltiples áreas, alumbrado, espacios verdes, limpieza, cementerio, talleres municipales y mantenimiento general. Una función que, como él mismo admite, “abarca de todo un poco, y siempre con la gente como prioridad”.
El desafío de la iluminación pública
Uno de los temas centrales de la conversación fue el estado del alumbrado público, un reclamo frecuente de los salteños. Ayuto reconoce que la infraestructura eléctrica arrastra décadas de deterioro, “Tenemos cableado de 50 o 60 años. El viento mueve los cables podridos, hace cortocircuito y deja zonas enteras a oscuras. No es culpa de nadie, es el paso del tiempo”.
Según explicó, la mitad del presupuesto del área de Servicios Públicos se destina a mantener la red de iluminación. “A veces falta material por unos días, pero es momentáneo. Lo importante es que tenemos personal y capacidad para hacerlo; lo que falta es el material”.
El plan incluye un recambio progresivo de cableado y la instalación de nuevas luminarias LED con mayor potencia y menor consumo. “Buscamos uniformidad y estética, porque Salto es una ciudad turística. No podemos poner cualquier cosa. Queremos que el visitante vea una ciudad bien iluminada, ordenada y bonita”.
Una ciudad más limpia y ordenada
La mejora en la limpieza urbana es uno de los logros más visibles. “Atacamos ese tema de frente. Queríamos algo que impactara y fuera necesario: la limpieza”. El trabajo conjunto con la dirección de recolección y el ordenamiento de horarios permitió mantener calles, parques y plazas en mejores condiciones. Además, se reforzaron las cuadrillas de poda y mantenimiento. El funcionario detalla, “Nos enfocamos en eliminar basurales, cortar el pasto y recoger podas. Hay mucha demanda de los vecinos, y es un trabajo que se ve. Lo nuestro se nota, por eso debe hacerse bien”.
No faltaron anécdotas sobre el control de calidad: “A veces veíamos el pasto cortado, pero mal. Y había que volver. Hay que dejarlo prolijo, porque el turista también lo nota”. Los trabajos se extendieron también a zonas turísticas como Arapey, Daymán y el Muelle Negro, donde se recuperaron áreas verdes y senderos antes abandonados. “Una ciudad que se quiere vender como destino turístico debe cuidar su imagen, y eso empieza por los espacios públicos”.
Flores, árboles nativos y vandalismo
Entre las transformaciones más celebradas está el embellecimiento de las plazas, hoy llenas de flores. Ayuto lo cuenta con orgullo y humor, “Soy de Flores del departamento, pero también me gustan las flores de verdad”. El trabajo lo coordina la paisajista Aileen, quien introduce criterios técnicos en la elección de especies. “Antes se plantaban palmeras porque alguien decía que quedaban lindas. Ahora se planifica. Promovemos el uso de árboles nativos y variedad floral en todas las plazas”.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. El vandalismo sigue siendo un obstáculo: “Nos hemos agarrado buenas calenturas, porque plantamos hoy y mañana nos roban las plantas. Hemos filmado gente —señoras incluso— sacándolas. Es el trabajo y el dinero de todos”.
A ello se suman robos de canillas y luminarias en espacios públicos. “El otro día se llevaron las canillas nuevas de los baños de la Costanera Norte. No puede ser. Lo usan los mismos vecinos. Tenemos que aprender a cuidar”.
Plazas libres de humo y más seguras
Otra medida reciente fue la prohibición de fumar en las plazas, iniciativa que generó comentarios pero fue bien recibida en general.
“Queremos que la gente ocupe los espacios sanamente. Si alguien quiere fumar, tendrá un área específica, pero las plazas son para disfrutar del aire fresco y en familia”, explica Ayuto. “No estamos inventando nada, esto existe en muchas partes del mundo. Es solo ordenar la convivencia”.
La seguridad en los espacios públicos también se reforzó. En el cementerio municipal, por ejemplo, se aumentó la vigilancia y se reorganizó la estructura de control. “Es un lugar muy sensible. La gente va con dolor, merece encontrar un sitio cuidado, limpio y respetuoso”.
Recuperar lo perdido lleva tiempo
Ayuto reconoce que el trabajo recién comienza y que la Intendencia enfrenta un déficit de equipamiento y personal especializado.
“No se puede arreglar en cinco meses lo que se destruyó en diez años. Vamos avanzando con lo que tenemos, pero la gente debe tener paciencia. Ya se nota la diferencia, y se va a notar más”.
Con optimismo, destaca la motivación del personal municipal, “Los funcionarios están respondiendo muy bien. Son los mismos de antes, pero ahora se sienten respaldados y comprometidos. No me gusta que hablen mal de mi gente; por eso insistimos en que hagan las cosas bien y no den motivos de crítica”.
Ayuto asegura que la percepción ciudadana ha mejorado: “Antes se decía que los municipales no hacían nada. Hoy la gente ve que se trabaja, y eso nos llena de orgullo”.
Mirando hacia adelante
De cara al nuevo presupuesto, el director espera una “inyección” de recursos que permitirá renovar maquinaria, herramientas y contratar personal técnico. “Sabemos que no somos los únicos que necesitan, pero con las nuevas herramientas y el personal adecuado vamos a sacar esto adelante”. “Veo a la gente compenetrada y con ganas. Nuestra meta es responder a la gestión y sacar adelante Salto, lo más rápido y mejor posible. Estoy seguro de que lo vamos a lograr”.
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