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mite seguir trabajando con dignidad. Queremos que Salto, una ciudad turística, tenga cuidacoches responsables, educados y reconocidos por su labor”.

Historias de la ciudad que merecen ser contadas

Una vez por semana, en La Prensa, compartimos voces e historias que forman parte de nuestra realidad cotidiana. Hoy recibimos a dos representantes de la Comisión de Cuidacoches de Salto, Rodolfo Bermúdez y Santiago Molina, quienes vienen trabajando desde hace tiempo en la organización y defensa de un sector muchas veces poco visible, pero muy presente en la vida diaria de la ciudad. Con ellos conversamos sobre cómo se conformó la comisión, los objetivos que persiguen, las dificultades del trabajo y la relación con las autoridades locales.

El nacimiento de la Comisión

La Comisión de Cuidacoches surgió luego de una convocatoria realizada por la Dirección de Tránsito. “Nos llamaron a una reunión general para todos los cuidacoches autorizados”, contó Bermúdez. “Allí hablamos con el director, quien nos planteó la necesidad de profesionalizar la tarea, preparar mejor a los compañeros y generar una figura de cuidacoche más formal, que sea realmente útil para la sociedad y para el orden del tránsito”.

A partir de esa instancia, y por sugerencia del propio director, decidieron organizarse. Se realizó una votación y se conformó una comisión integrada por cuatro representantes titulares y cuatro suplentes. En total, hay unos 72 cuidacoches autorizados en la ciudad, aunque la nueva organización cuenta actualmente con unos 40 miembros activos que se comunican a diario a través de un grupo de WhatsApp.

Trabajo diario y desafíos

Los cuidacoches trabajan principalmente en la zona azul, la zona tarifada del microcentro. Allí, cada trabajador debe comprar las boletas a la Intendencia, que luego vende a los automovilistas. El margen de ganancia proviene del pequeño sobreprecio de esa venta, por lo que el ingreso depende directamente de las horas trabajadas.

“Queremos aclarar algo importante: no tenemos sueldo fijo”, explica Molina. “Nuestro ingreso depende del trabajo diario. Si no venimos o trabajamos pocas horas, ganamos menos. Por eso cada jornada cuenta”.

El trabajo no está exento de dificultades. Muchas veces los cuidacoches deben lidiar con la incomprensión de algunos conductores. “Hay gente que piensa que el dinero va a la Intendencia, o que nosotros somos empleados municipales. Pero no es así. Nosotros compramos las boletas, asumimos el riesgo y dependemos de ese ingreso para vivir”, señalan.

Diálogo con las autoridades

La Comisión mantuvo reuniones con el director y el coordinador de Tránsito, además de representantes del cuerpo inspectivo. “Nos recibieron muy bien y nos manifestaron su apoyo. También les informamos que existe una resolución municipal, del año 1996, que regula nuestra tarea y establece nuestros derechos y obligaciones”, explica Bermúdez.

Esa normativa sigue vigente y es la base sobre la cual los cuidacoches quieren fortalecer su trabajo y mejorar la imagen del sector.

Proyectos y objetivos

Entre los objetivos inmediatos de la Comisión está la creación de un chaleco identificatorio para los cuidacoches autorizados. “Queremos que la gente pueda reconocer fácilmente quién está habilitado y quién no. Que sepa que esa persona cumple con las normas y que forma parte del sistema formal”, señala Molina.

También buscan mejorar las condiciones laborales, asegurar el cumplimiento de los horarios en la zona tarifada —que va de 9 a 11 de la mañana y de 14 a 18 horas— y mantener un diálogo permanente con las autoridades para resolver problemas cotidianos.

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