
"Educar, innovar y transformar" /
La visión de Emilio Silva para un Salto con futuro
Un repaso a la trayectoria y visión de un referente académico que decide dar un paso hacia la política activa para impulsar un desarrollo profundo, humano y estratégico en el departamento.
Una vida dedicada al conocimiento
El doctor Emilio Silva Sández no necesita mucha presentación en el ámbito académico del país. Docente, investigador, consultor y conferencista con una vasta experiencia en educación superior, desarrollo regional, comercio internacional y estudios fronterizos, su nombre es sinónimo de compromiso y formación constante. Con una formación que incluye un doctorado en Ciencias Sociales, una maestría en Desarrollo Local y múltiples posgrados, ha sido parte fundamental en la capacitación de decenas de miles de docentes uruguayos. “Desde la década del 80 soy docente, y siempre les he dicho a mis estudiantes que el aprendizaje es para toda la vida. Por eso sigo formándome; estoy culminando un posdoctorado en la Universidad de Buenos Aires”, afirma con convicción.
Un camino en la gestión educativa
Silva llegó a Salto en 1998 como director del Centro Regional de Profesores (CERP) y más adelante asumió la dirección de la sede salteña de la Universidad Católica. Entre 2020 y 2025, dirigió la Unidad de Desarrollo Profesional Docente, siendo pieza clave en la formación continua de 60.000 docentes a nivel nacional.
“Vivimos en un mundo de cambios constantes. La formación continua no es un lujo, es una necesidad. Como en la medicina, en la educación también debemos actualizarnos todo el tiempo”, reflexiona.
La política como plataforma de transformación
Con una trayectoria reconocida por su imparcialidad y capacidad técnica, Emilio Silva decidió aceptar una invitación para incursionar en la política activa. Aunque reconoce no ser un político tradicional, sí se siente con la capacidad de aportar desde lo técnico y estratégico.
“Uno puede quedarse en la queja o intentar transformar la realidad. Yo elegí lo segundo. Vi cómo Salto, una ciudad pujante cuando llegué, fue perdiendo dinamismo. Tenemos que recuperar ese espíritu con innovación y visión de futuro”, señala.
Geopolítica local e inserción internacional
Una de sus banderas es la necesidad de reconectar Salto con el mundo. Según explica, durante décadas Salto fue un nodo logístico clave en la región, con una economía conectada al comercio fluvial del Río Uruguay. Hoy, sin embargo, esa inserción internacional se ha debilitado.
“El departamento necesita una política activa de inserción internacional. Desde la paradyplomacia —la diplomacia de los territorios—, podemos integrarnos en redes regionales, fomentar hermanamientos, misiones comerciales, promover el turismo académico y atraer inversiones. No se trata solo de mirar hacia afuera, sino de actuar con inteligencia desde lo local”, afirma.
Un Salto hacia el futuro: ciudades inteligentes y desarrollo sostenible
Silva también propone transformar a Salto en una "región inteligente", donde la tecnología mejore la vida cotidiana. “No puede ser que renovar una libreta de conducir lleve toda una mañana. Debemos digitalizar procesos, modernizar la gestión y usar herramientas como la inteligencia artificial. No para reemplazar personas, sino para hacer más eficientes los servicios”, explica. El concepto de “smart region”, ampliamente desarrollado en Europa, se vuelve una aspiración concreta para el futuro de Salto bajo su visión.
Innovar sin olvidar nuestras raíces
Durante la conversación, recuerda con nostalgia las fábricas de cerámica que alguna vez dieron trabajo a muchas familias salteñas. “El progreso es imparable, pero hay que saber adaptarse y decidir en qué queremos ser competitivos. En vez de resignarnos, debemos encontrar nuevas oportunidades que generen empleo de calidad, sobre todo para los jóvenes formados que muchas veces terminan emigrando”, destaca.
Una carrera de postas
Lejos de caer en críticas vacías, Emilio Silva cree en la construcción política como una carrera de postas. “Ninguna administración parte de cero. Cada una hereda lo anterior, lo bueno y lo malo. El desafío es recoger lo mejor, corregir lo necesario y tener el coraje de innovar para lograr un desarrollo sustentable, humano e inclusivo”. Su mensaje final es claro: “La política no debería ser solo el arte de prometer, sino el compromiso de transformar”.
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