
Él era Diego...
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Por Jorge Pignataro
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jpignataro@laprensa.com.uy

Él era Diego, “el Diego”, “el Dieguito” o “el Milonga”. Es el hombre de 47 años encontrado sin vida en una carpa cerca del puerto hace una semana. Era de esos personajes a los que suele identificárselos por un nombre o sobrenombre, casi nunca por un apellido (que termina siendo desconocido para la mayoría). Ha pasado y pasa lo mismo con el Tarzán, el Tero, Rosario, el Negro Honorato, Cabeza de Bala y tantos más.
Diego vivía desde hace muchos años en situación de calle. Alguna plaza del centro, o la zona del Hospital, o el puerto (donde le gustaba cantar milongas en ruedas de guitarra) eran sus lugares habituales. Diego era un desgajado de la vida.
Algún tiempo durmió dentro de una lancha abandonada en la zona portuaria.
Había sido un niño pobre, muy aplicado y muy querido en la Escuela N°4 en los años 80. Después, la calle fue su escuela. Pero nunca perdió su don de buena gente, de hombre respetuoso y educado.
Allá por los años 2018 y 2019, un grupo de salteños organizaba con frecuencia cenas solidarias, comida caliente para personas en situación de calle. Era en la sede del Club Palomar (si mal no recordamos). Además de cenar, siempre había entretenimiento musical, y ahí estaba el Dieguito siempre, “el Milonga” animaba con su canto, era divertido, simpático, la gente lo quería. Esos encuentros se terminaron cuando irrumpió la pandemia.
Pese a lo que dicen algunos, a este hombre hubo mucha gente que lo ayudó o intentó ayudarlo. Con alguna comida, con algún abrigo, siempre alguna mano llegaba a él. Pero no fue suficiente. Seguro que no. Hace una semana, el frío, la intemperie, la dureza de la vida, terminaron con él. Fue hallado sin vida en una precaria carpa por 19 de Abril y Chiazzaro, donde aparentemente estaba durmiendo estas noches. La vida siempre puede más; no, no siempre.
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