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En una noche cargada de emociones, la Junta Departamental de Salto votó anoche la concesión directa por 25 años del Hotel Municipal de Termas del Arapey, en lo que fue la última sesión ordinaria de este período de gobierno. El tema, debatido intensamente en dos sesiones consecutivas, generó opiniones encontradas, argumentos técnicos, discusiones políticas y muchas preguntas sobre el futuro del emblemático complejo termal. Finalmente, la votación resultó en 28 votos afirmativos contra 1 negativo, dando luz verde a una propuesta que cambia el rumbo del histórico hotel, actualmente cerrado y en estado de abandono.

 ¿Qué se aprobó?

La Junta autorizó a la Intendencia de Salto a firmar una concesión directa con la empresa Ilmash S.A. para la explotación del hotel y la eventual construcción de un parque acuático. El contrato es por 25 años. La empresa se compromete a invertir más de 800.000 dólares, y pagará un canon de 1.000 unidades indexadas anuales, pero recién comenzando desde el año 11. El pliego también establece la provisión de 440 metros cúbicos de agua diarios (200 de ellos solo si se construye el parque acuático), lo que generó algunas inquietudes.

 Voces a favor: recuperar un espacio abandonado

Varios ediles expresaron su respaldo al proyecto, destacando la urgencia de actuar. El edil Juan Pablo Roca (FA) defendió la propuesta recordando que “el hotel nunca superó el 44% de ocupación ni en los mejores momentos económicos” y que su operación 100% pública generaría pérdidas mensuales de entre 1 y 2 millones de pesos.

“Todos los estudios que hicimos, incluso desde una comisión del Frente Amplio, mostraban que era imposible hacerlo rentable sin inversión privada. Pero la propiedad sigue siendo pública. El control del contrato va a ser tarea clave del próximo legislativo”, expresó Roca.

La edila Daiana Da Col (FA) también aclaró que “no se trata de una privatización, sino de una concesión”, y explicó que los 200 m³ de agua extra solo se usarán si se construye el parque acuático. “Se ofrecen beneficios para los residentes, se reactivará un polo turístico y se usará mano de obra salteña. Por eso acompañamos”, concluyó.

El edil Enzo Molina (PN) fue más tajante: “Hoy en Termas del Arapey lo único que funciona es lo privado. La Intendencia no tiene plata ni ha hecho nada. Esta es una oportunidad para reactivar la zona, generar empleo genuino y dejar atrás un hotel que se está pudriendo”.

Facundo Marziotte (PC) también votó afirmativamente, celebrando que finalmente se haya encontrado una solución: “Este tema está sobre la mesa desde antes de la elección. El hotel está cerrado hace años. Esto no es regalar nada, es apostar a una inversión que genere trabajo”.

 Un voto negativo y varias dudas

La única voz en contra fue la del edil Gabriel Escabino (FA), quien pidió que el proyecto vuelva a comisión para un estudio más profundo.

Escabino señaló que la comisión integrada dedicó solo 20 minutos al tema, y que no se convocó a técnicos, ni expertos en turismo o derecho, ni representantes de la Universidad de la República. También cuestionó que el canon recién comience a cobrarse en el año 11, y que no haya obligación real de construir el parque acuático.

“Estamos entregando el patrimonio de todos los salteños sin tener certezas técnicas. ¿Por qué tanta apuro? En el Día Mundial del Medio Ambiente, estamos por aprobar un uso intensivo de agua termal sin saber si alcanza”, afirmó Escabino, recordando además que esta concesión contradice una resolución unánime del Frente Amplio departamental que proponía alternativas sin tercerización completa.

Votación y próximos pasos

La votación fue nominal, es decir, cada edil dijo su voto en voz alta. El proyecto fue aprobado por amplia mayoría: 28 votos a favor y 1 en contra. Con la venia otorgada, se espera que la Intendencia firme el contrato con Hilmay S.A. en las próximas semanas. Las obras de remodelación podrían comenzar pronto, seguidas —si se cumplen condiciones— de la construcción del parque acuático.

 ¿Y ahora?

El tema no se cierra aquí. Como señalaron varios ediles, será responsabilidad del próximo período de gobierno ejercer el contralor del cumplimiento del contrato. Mientras tanto, el proyecto despierta esperanzas: empleo, reactivación del turismo, y recuperación de un espacio que fue símbolo de orgullo salteño. Pero también deja preguntas: ¿era esta la mejor opción? ¿Hubo tiempo suficiente para analizarla? El tiempo —y los resultados— darán la respuesta.

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