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Una entrevista con Luis Zaldua, Presidente del Centro Vasco de Salto, reveló  los esfuerzos por recuperar la histórica Bodega Harriague y consolidar la Semana de Harriague como un hito cultural y turístico. Salto, tierra de pioneros y cuna de historias centenarias, se prepara para celebrar una nueva edición de la Semana de Harriague. En entrevista con LA PRENSA Streaming, el presidente del Centro Vasco de Salto, Luis Zaldúa, compartió el trasfondo de esta emblemática fiesta y el compromiso de la colectividad vasca por preservar el legado de uno de los personajes más influyentes del siglo XIX: Harriague, considerado el padre del vino uruguayo.

Zaldúa, con entusiasmo y precisión histórica, repasó los orígenes del proyecto de recuperación de la Bodega Harriague, el papel fundamental de la inmigración vasca en la transformación de Salto, y la importancia de convertir el sitio patrimonial en un polo turístico binacional junto a la ciudad de Concordia (Argentina).

Harriague: un vasco con visión de futuro

En la conversación, Zaldúa destacó que Harriague —aunque nacido en Francia— era “vasco de alma y de obra”. Su llegada a Salto hacia 1840 marcó un punto de inflexión para la ciudad. Trabajó inicialmente en el Saladero Quemado, propiedad de su futuro suegro, y luego fundó su propio emprendimiento, primero una curtiembre, luego una fábrica de jabones y velas, y finalmente, la icónica Bodega Harriague.

“Fue un verdadero emprendedor de primera línea”, expresó Zaldúa, destacando que la visión de Harriague trascendió la industria del cuero. Incursionó también en el comercio de frutas, árboles frutales y hasta en la importación de piedras preciosas desde Artigas, utilizando su propio puerto fluvial.

La figura de Harriague, no sólo dejó huellas económicas, sino también culturales. Su actividad fue determinante en la llamada “época de oro” de Salto, un período de esplendor económico y arquitectónico que moldeó la identidad del departamento.

Recuperar la memoria: el proyecto de la Bodega

Desde 2015, el Centro Vasco de Salto trabaja junto a la Universidad del País Vasco en la recuperación de la bodega. El arquitecto Ander de la Fuente Arana, de la Cátedra UNESCO de dicha universidad, quedó cautivado con Salto tras su visita, lo que motivó una colaboración que avanza con firmeza. Las cubas de la bodega, según comentó Zaldúa, se encuentran “en perfecto estado”, y el Centro Vasco ya ha reacondicionado una construcción antigua al ingreso del predio, hoy utilizada para eventos, conferencias y actividades culturales. La idea no es sólo preservar, sino darle vida al patrimonio. “Queremos abrir la bodega al turismo, transformarla en un sitio histórico, cultural y educativo para todos los uruguayos”, remarcó Zaldúa.

Semana de Harriague: fiesta, vino y tradición

La Semana de Harriague, que este año se celebra de hoy 10 al 14 de abril, nació como un homenaje en el bicentenario del prócer vasco y se ha consolidado como un evento anual. Incluso durante la pandemia, no se interrumpió: se realizó de manera virtual. La edición actual incluye charlas, exposiciones fotográficas, degustaciones y la esperada presencia del Instituto Nacional del Vino (INAVI), que brindará una conferencia y acercará productos de distintas bodegas del país. También participa la bodega Jiménez Méndez, colaboradora habitual del Centro Vasco.

Uno de los focos de la semana será el TANAT, cepa símbolo del vino uruguayo, que fue introducida por Harriague en 1880. “Salto es el kilómetro cero del TANAT en Uruguay”, afirmó Zaldúa, aunque aclaró que no buscan apropiarse de nada, sino poner en valor el aporte histórico del personaje.

El vino como puente binacional

Un aspecto particularmente interesante del proyecto es la visión de Zaldúa de integrarse con Concordia, la ciudad argentina ubicada frente a Salto. “Durante el siglo XIX y buena parte del XX, Salto y Concordia estaban más integradas que hoy en día”, explicó. La historia del vino también fue compartida. “Lorda trajo la cepa a Argentina, y Harriague la adaptó a Salto. Hay historias paralelas que merecen ser contadas en conjunto”, comentó, en referencia a una propuesta de turismo patrimonial conjunto que ya está en diálogo con autoridades argentinas.

El rol de la Intendencia y la cultura como motor

En otro pasaje de la entrevista, Zaldúa se refirió al rol de la Intendencia de Salto en el proyecto. Si bien reconoció apoyo institucional, sostuvo que se necesita una presencia más activa, especialmente de la Dirección de Cultura y otras áreas clave. “La Intendencia está, pero no basta con estar. Necesitamos que trabaje a la par en la recuperación de este sitio histórico”, expresó. Reclamó más compromiso con la cultura local, especialmente cuando se trata de iniciativas que podrían beneficiar al turismo y a la identidad de toda la región.

Una comunidad perseverante

El Centro Vasco de Salto, como otras colectividades, funciona gracias al trabajo voluntario de un pequeño grupo de personas. “Como buenos vascos, somos porfiados, tozudos. Ni siquiera la pandemia nos detuvo”, afirmó Zaldúa entre sonrisas. El sábado de la Semana de Harriague se abrirá la bodega al público con una gran paella popular, una feria de emprendedores y una nueva conferencia del arquitecto Ander de la Fuente. El objetivo es seguir sumando aliados y visibilizar el valor de este patrimonio para las futuras generaciones.

Un brindis por la historia

Pero si algo quedó claro en esta charla es que la historia sigue viva. Gracias al trabajo del Centro Vasco, de investigadores, de arquitectos y de entusiastas de la cultura, Salto tiene una joya por redescubrir. Y no sólo para los salteños o los vascos, sino para todo un país que —con una copa de TANAT en mano— puede mirar al pasado con orgullo y al futuro con esperanza.

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