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En la edición de ayer, LA PRENSA dio cuenta de un nuevo aniversario del Conservatorio Departamental de Música. Llegó a sus 79 años de vida. Ahora bien, decir Conservatorio, es decir Maestro Bautista Peruchena, su Director por excelencia. Lo que sigue es una semblanza suya, basada en información escrita por Leonardo Garet en su libro "Salto en mi carpeta".

Un rostro familiar con alma de artista

Aquel hombre de porte imponente y movimientos seguros, cuyos brazos dirigían con precisión a la Banda Municipal en cada acto importante de la ciudad, era el mismo que se veía subir por calle Viera con su gran portafolio. Todos lo conocían como el maestro Bautista Peruchena, una figura emblemática de la vida cultural de Salto.

Banda y ciudad, una sola melodía

No hubo acontecimiento cívico o patriótico en que la Banda Municipal —siempre bajo la dirección de Peruchena— no estuviera presente. Plaza Artigas en las fiestas patrias, la plaza de los Treinta y Tres en los homenajes a Varela, o cualquier rincón de la ciudad que requiriera música, contaba con su presencia. La Banda y Peruchena fueron, por décadas, una sola institución.

Del “Pochoco” familiar al maestro público

Aunque en los actos oficiales mostraba una imagen solemne, quienes lo conocieron de cerca sabían que Bautista Peruchena, o “Pochoco” en su entorno familiar, era un hombre accesible y de diálogo ágil. Provenía de una familia de músicos, como lo demuestra la banda “Jazz Tropical Peruchena” de los años 40, en la que participaban sus hermanos y él mismo como baterista y arreglador.

De Salto a Buenos Aires, y el regreso del talento

Uno de los integrantes de aquella banda, Omar Francisco Peruchena —hermano del maestro—, alcanzó notoriedad en Buenos Aires bajo el nombre artístico de Juan Carlos Morgan, actuando en prestigiosas radios como Belgrano, El Mundo y Splendid. Al volver, la orquesta pasó a llamarse “Juan Carlos Morgan y su Jazz Tropical”, mientras Pochoco comenzaba su carrera institucional en la Intendencia.

Una Banda que trascendió fronteras

Ya al frente de la Banda Departamental de Música y luego del Conservatorio de Música, Peruchena elevó la calidad artística del conjunto a niveles memorables. Con más de treinta músicos, el repertorio de la Banda abarcaba desde clásicos hasta boleros y tangos, siendo solicitada incluso en ciudades argentinas. “Hizo de ese cargo un sacerdocio”, recordaba el músico Nedio Cavalheiro.

El día que el Papa sonrió

Uno de los momentos más significativos de su carrera ocurrió durante la visita de Juan Pablo II. En un gesto audaz, la Banda interpretó “El pastorcito”, una canción del cancionero popular polaco de la juventud del Papa. Wojtyla interrumpió los saludos, miró al director y le regaló una sonrisa inolvidable. Desde Roma, el pontífice envió una medalla a Peruchena como reconocimiento.

Una vida consagrada a la música

Bautista Peruchena fue mucho más que un director: fue copista, arreglador, maestro, y sobre todo, un referente de la cultura musical salteña. Su legado aún resuena en cada nota que toca la Banda que una vez dirigió con pasión y excelencia.

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