
El renacer del turismo fluvial por el Río Uruguay /
Una oportunidad para Salto y la región
- Por Leonardo Vinci

El Río Uruguay, ese majestuoso curso de agua que acompaña la historia de la región, puede convertirse nuevamente en protagonista del desarrollo turístico de Salto y de otras ciudades ribereñas. Las travesías fluviales, que durante el siglo XIX y buena parte del XX formaban parte esencial del transporte y del paisaje cotidiano, tienen hoy un enorme potencial como atractivo turístico de primer nivel.
No es casual que Salto, ubicada estratégicamente a orillas del Uruguay, fuera hogar de los astilleros más grandes de América durante el siglo XIX. La ciudad albergó una pujante industria naval que produjo embarcaciones de gran porte y sofisticación para su época. Desde sus muelles partían y llegaban buques de pasajeros que surcaban las aguas del río llevando comercio, noticias, cultura y esperanza. Aquella vocación fluvial marcó a fuego la identidad salteña y dejó una huella profunda en la historia regional.
Viable y deseable
Hoy, más de un siglo después, el río sigue siendo el mismo. Sus aguas, tranquilas y navegables, ofrecen un escenario inigualable para recuperar esa tradición, adaptándola a los tiempos modernos. La propuesta de establecer pequeños cruceros turísticos que unan Salto con otras ciudades ribereñas como Concordia, Paysandú, Fray Bentos e incluso Buenos Aires, no sólo es viable, sino deseable.
Demanda nacional e internacional
Este tipo de turismo, basado en la experiencia, el paisaje y la conexión con la historia y la naturaleza, responde a una demanda creciente del público nacional e internacional. Los viajeros de hoy buscan mucho más que un destino: buscan vivencias memorables. ¿Qué mejor que recorrer uno de los ríos más importantes de Sudamérica a bordo de una embarcación confortable, deteniéndose en ciudades llenas de historia y cultura, admirando la flora y fauna del entorno, disfrutando de gastronomía local y espectáculos a bordo?
Travesías fluviales
El proyecto de las travesías fluviales no requiere grandes transformaciones ni obras faraónicas. Basta con garantizar que las aguas del Uruguay mantengan una altura adecuada —algo que puede coordinarse mediante las represas aguas arriba— y desarrollar naves equipadas con tecnología y comodidades modernas: cabinas confortables, aire acondicionado, espacios de descanso, terrazas panorámicas, restaurantes, conexión a internet y guías turísticos que brinden información valiosa sobre los sitios visitados.
Embarcar en Concordia y desembarcar en Buenos Aires
Además, la posibilidad de embarcar en Concordia o desembarcar en Buenos Aires otorga al proyecto una dimensión binacional e incluso regional. Puede integrarse fácilmente con circuitos turísticos existentes como el Corredor de los Pájaros Pintados, las termas del litoral, el turismo rural y las rutas patrimoniales. La conexión con Fray Bentos, ciudad reconocida como Patrimonio de la Humanidad por su pasado industrial, aporta un valor cultural adicional.
Identidad fluvial de la región
El impacto económico de esta iniciativa sería significativo. Se generarían empleos directos en navegación, gastronomía, logística y servicios, además de fortalecer el sector hotelero, el comercio local y la promoción de productos regionales. También potenciaría la identidad fluvial de la región, revalorizando su historia y fomentando el sentido de pertenencia.
Salto puede y debe volver a ser puerto
Salto, con su glorioso pasado naval y su privilegiada ubicación geográfica, tiene todo para liderar este renacer fluvial. Solo falta voluntad política, coordinación entre actores públicos y privados, y una visión estratégica que apueste a lo que ya fue probado y exitoso. El río está allí, esperando. Su curso es una invitación a navegar hacia el futuro, sin olvidar el pasado. Y en ese viaje, Salto puede y debe volver a ser puerto.
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