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Desde los escenarios europeos a la calidez de Salto, la cantante y compositora uruguaya encuentra armonía entre la docencia, la creación musical y sus raíces familiares

Ela Canessa no es solo una voz. Es un camino. Un puente entre continentes. Una energía que baila entre el arte y la enseñanza. La cantante, compositora y profesora salteña, hija de la reconocida Dra. García, se encuentra de visita en su tierra natal tras un intenso período de grabación en Europa. En esta pausa creativa, retoma el timón de su escuela de canto “El Camino de la Voz” y nos comparte una historia de vida tan rica como emotiva.

Un camino que empezó danzando

Antes de ser cantante, Ela fue bailarina. “Mi curiosidad por el arte empieza desde la danza”, confiesa. Tenía apenas cuatro años cuando su madre la llevó a su primera clase de ballet. Desde entonces, la música comenzó a habitarla. Más tarde llegó el teatro, y finalmente, el canto. “Fue un camino que se fue labrando hace años”, resume.

Su formación vocal comenzó con la profesora María Duré, figura clave en el canto salteño. Con ella exploró diversos géneros, desde cumbia hasta el estilo melódico influenciado por artistas como Celine Dion, a quien escuchaba en la radio familiar. “Esa pasión me llevó a querer ir más a fondo”, explica. Fue así como ingresó a la Escuela Universitaria de Música (EUM) de la UDELAR, donde estudió canto lírico durante cuatro años.

Entre la ópera y la composición, una encrucijada artística

Mientras profundizaba en el bel canto, viajaba a Italia y absorbía la tradición académica, algo dentro de Ela pedía pista. La compositora comenzó a asomarse. Empezó a escribir sus propias canciones, a componer melodías que no encajaban dentro del molde lírico. Se enfrentó entonces a una decisión: seguir la carrera de cantante de ópera o abrazar la libertad de su voz interior.

“Me vi en una encrucijada… visualizándome como cantante de ópera o como una cantante libre que pudiera compartir su mensaje”, recuerda. Optó por lo segundo. Pero el camino no fue sencillo. “Nunca estuve rodeada de productores ni de un entorno artístico”, explica. Confiando en su intuición, comenzó a organizar conciertos locales en Salto y a tejer redes con lo que tenía.

Europa, Gianni Herrera y una canción con alma

La vida le tenía preparada una oportunidad. Gracias a un contacto, Ela conoció a Gianni Herrera, productor radicado en Roma. Él la invitó a grabar “Leto 23”, una canción basada en la historia real de Azurra, una joven cantante italiana que enfrentó el cáncer con resiliencia. Azurra falleció en 2016, pero dejó el deseo de que su mensaje llegara a través de esa canción en todos los idiomas posibles.

Gianni, comprometido con ese legado, ya había producido versiones en varios idiomas, pero le faltaba una en español. Así fue como Ela viajó a Roma para grabar la interpretación en castellano. La canción ya puede escucharse en YouTube.

Aquella colaboración marcó el inicio de algo más grande. “Le mostré otras canciones que tenía guardadas hace años y él comenzó a ayudarme a producirlas”, cuenta. Actualmente, trabajan juntos en un álbum de larga duración que verá la luz en 2026. “Está en proceso, en el horno”, dice entre risas.

La voz también enseña, el nacimiento de una escuela

Entre giras, estudios y grabaciones, Ela descubrió otra vocación inesperada, la enseñanza. “La gente comenzó a preguntarme si podía enseñarles a cantar”, recuerda. Al principio dudó. “Para mí es una responsabilidad muy grande trabajar con otro”, reconoce. Pero cuando se animó, encontró una pasión tan profunda como la música misma.

Así nació “El Camino de la Voz”, su escuela de canto en Salto. Allí, Ela no solo enseña técnica vocal, sino que ayuda a las personas a reconectarse con su instrumento más personal, la voz. “Descubrí que todos pueden cantar. Si podés hablar, podés cantar”, afirma con convicción.

La escuela ha crecido con conciertos, meriendas-karaoke, y experiencias grupales que buscan derribar los miedos escénicos. “Muchos vienen con historias de haber sido silenciados en coros o escuelas. En mi escuela queremos revertir eso”, dice.

Ela trabaja con estudiantes desde los 10 años en adelante, y su proyecto tiene vida incluso cuando ella está en Europa, gracias a su colega Gandhi Sánchez, quien continúa las clases presenciales mientras ella enseña online.

De la infancia a la primera infancia: arte para todas las edades

Ela también ha llevado su amor por la música a la primera infancia. Ha trabajado en centros CAIF en Uruguay y programas similares en Italia. “Propedéutica” es el nombre del enfoque que utiliza, una forma lúdica de introducir a los más pequeños en el universo musical. “No solo cantamos. Bailamos, jugamos, interpretamos. Sentimos la música a 360 grados”, describe.

Ese método le permite integrar todos sus talentos: la danza, el teatro, la pedagogía y la sensibilidad artística. “Me ha traído muchas satisfacciones”, confiesa con una sonrisa.

Raíces que florecen entre dos mundos

Aunque sus proyectos crecen en Europa, Ela nunca se aleja del todo de Salto. “No siento que me voy. Es como vivir en los dos lugares, construir un puente”, explica. Uno de sus sueños es precisamente fortalecer ese vínculo cultural entre Uruguay e Italia.

Ya tiene planes para 2026: traer a Salto un grupo italiano de danzas tradicionales que enseñará la tarantela, en una apuesta por reconectar con los orígenes italianos de muchas familias salteñas. “También quiero recordar la historia de mis antepasados”, comenta.

Próximos pasos y una invitación abierta

Durante su estadía en Salto que se extenderá hasta octubre, o quizás más Ela continúa enseñando y preparando un evento especial, el sábado 16 de agosto a las 20 horas en la Sociedad Italiana, ofrecerá un concierto abierto al público. “Todos los que quieran ir pueden contactarse con la Sociedad Italiana para reservar lugar”, invita.

Además, su escuela sigue abierta para nuevos alumnos. Quienes quieran aprender canto pueden contactarla en Instagram en @elacamino.de.la.voz.salto o en su cuenta personal @elacanesa.music. También está disponible vía WhatsApp al 098 11 33 93.

Una vida con propósito y melodía

Ela Canessa encontró en el arte una forma de vivir, de sanar y de compartir. Desde las salas de grabación en Roma hasta los salones de clase en Salto, su voz es un instrumento que une continentes, generaciones y emociones.

“Sí, tengo una vida plena, llena de colores y matices”, afirma. Y no cabe duda: cada palabra suya vibra con una verdad construida nota a nota.

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