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Una noticia triste y profundamente dolorosa golpeó ayer a la comunidad salteña: el Centro Tugua, ubicado en calle Uruguay al 1400, fue víctima de un robo que dejó a sus responsables, trabajadores y usuarios en estado de indignación y tristeza. El centro, que atiende a personas de diferentes edades y con distintas discapacidades, se encontró con un panorama desolador. Los delincuentes no solo se llevaron electrodomésticos y materiales de trabajo esenciales, sino que también destrozaron y dejaron tirados los proyectos realizados por los alumnos en los talleres.

“Nos llevaron todo”

La directora del centro, Gloria Burgos, expresó a La Prensa la magnitud del daño: “Tenemos una triste noticia: nos entraron acá en el Tugua, nos llevaron todos los electrodomésticos, todo lo que se necesita para que funcione el taller de peluquería, el taller de habilidades para el hogar, el taller de manualidades... En conclusión se llevaron secador de pelo, planchita, máquina para cortar el pelo. Además estufas, planchas, alargues, dos parlantes, uno grande y uno chico, microondas, juegos de termo y mate de los chiquilines… Pero además de eso, no tenés idea del dolor que tengo de llegar y ver todos tirados por el suelo los trabajos de ellos”. Lo robado no solo significa una pérdida material, sino que afecta directamente a las actividades diarias que allí se desarrollan, destinadas a brindar herramientas de autonomía e inclusión a los participantes.

Un hecho que golpea valores fundamentales

La directora hizo además un llamado a la sociedad: “Queremos decir que si a alguien le van a ofrecer algo de eso, no compren porque es de acá”.
Este pedido refleja la dimensión ética y social de lo sucedido: el robo no solo despoja a una institución vulnerable, sino que también desnuda la pérdida de valores y códigos que antes parecían intocables. Lugares como el Centro Tugua, dedicados a la inclusión y al trabajo solidario, deberían ser espacios protegidos por toda la comunidad. El hecho se suma a la preocupación de vecinos y comerciantes de la zona, ya que el centro se encuentra al lado de la farmacia que fue rapiñada dos veces en pocos días, lo que da cuenta de un entorno complicado en materia de seguridad.

Dolor y esperanza

Pese al duro golpe, la institución se mantiene firme en su tarea de acompañar y formar a las personas que allí concurren. El dolor por lo sucedido es grande, pero también lo es el llamado a la solidaridad de la sociedad salteña para que el centro pueda reponerse y seguir cumpliendo con su misión.

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