La culpa… cómo incide en nuestra salud física y mental
- Por la Psicóloga Ana Claudia Acosta
En el presente artículo vamos reflexiónar sobre la culpa y su incidencia en nuestra salud a nivel físico y psicológico.
¿Qué es la culpa?
La culpa es una emoción y un sentimiento de malestar que surge al percibir que se ha transgredido una norma personal o social, lo que lleva a la creencia de ser responsable de algo negativo. Se la puede clasificar como adaptativa, cuando impulsa a reparar daños y evitar repetirlos, o patológica cuando es desproporcionada, constante e impide a la persona continuar con su vida cotidiana.
¿Cómo puede manifestarse?
A nivel físico puede producir: taquicardia o tensión muscular, malestar físico generalizado, y a nivel psico-emocional puede relacionarse con la baja autoestima, el perfeccionismo o la empatía excesiva.
La culpa como emoción adaptativa
Función social: Puede contribuir con la convivencia saludable al desincentivar comportamientos antisociales.
Aprendizaje: Cuando se reconoce la responsabilidad se puede aprender del error, y puede ayudar a la reflexión y a la motivación para no repetirlo.
Reparación: Puede colaborar y promover que se pidan disculpas y buscar la reconciliación, fortaleciendo las relaciones.
La culpa como emoción patológica:
Malestar constante: Un sentimiento permanente de haber hecho algo malo o de ser mala persona, incluso en situaciones imaginarias.
Minimiza logros: se centra excesivamente en los errores y minimiza sus logros.
Origen en creencias erróneas: Produce un exceso de responsabilidad, perfeccionismo, o creencias internalizadas desde la infancia que la hacen sentir culpable por casi todo.
¿Cómo procesar la culpa de forma sana?
Reflexión y análisis: Se puede analizar actos los propios y no sólo las percepciones, diferenciando entre lo que se hizo y lo que se cree que se hizo.
Reparación: Cuando sea posible, actuar para enmendar el error, como pedir disculpas.
Aceptación: Tolerar la emoción en lugar de negarla y buscar la forma de liberarse de ella.
Adaptación de estándares: Identificar estándares personales o sociales excesivamente rígidos y buscar alternativas más flexibles.
¿Cómo incide la crianza en el concepto de culpa?
Es importante tener en cuenta que la crianza recibida puede incidir en la adquisición de conductas “auto-punitivas”, en la vida adulta podemos trabajar con ello, para poder adquirir más herramientas emocionales asertivas. En la infancia, puede ocurrir que los adultos no saben cómo lograr “colocar los límites”, y las palabras y conductas dirigidas a los niños y niñas pueden provocar el concepto de culpa y castigo. Por eso es importante ser cautelosos a la hora de expresar frases como: “por tu culpa, pasó tal o cuál hecho”, u otras frases de ese estilo.
Formas de compensación
A veces las personas asumen la responsabilidad de sus actos, en el tanto buscan maneras de compensar su error. Por ejemplo, si en una pareja uno de los dos fue infiel, es posible que se reconozca el error y que la persona luche por recuperar la confianza, de tal manera que no se queda en lamentaciones o sanciones, sino en la manera de volver a recuperar la estabilidad emocional de la pareja en caso de querer continuar juntos. Es decir, la culpa permite sensibilizarnos ante el sentimiento humano y por ende, delimitar ciertas acciones para la sana convivencia. Está sería la utilización asertiva de la culpa.
Por eso, cuando se ayuda a las personas a encauzar la culpa se les cuestiona si realmente desean liberarse de esos sentimientos desagradables. La pregunta más importante es: “¿Quiere asumir la responsabilidad de su vida?” La culpa puede hacernos perder la capacidad de sentirnos felices. Tomemos las riendas de la vida y aprendamos de los errores sabiendo superar la culpa que impide vivir a pleno.
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