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Dialogamos con el doctor David Ordeix, integrante de la Iglesia Adventista, sobre la eutanasia

Hace unos días le preguntaron qué pensaba, como abogado y como cristiano adventista, sobre el proyecto de ley de la eutanasia. El doctor David Ordeix reconoció que se trata de un tema complejo y delicado, que toca fibras muy sensibles porque detrás de cada opinión hay historias reales de dolor, enfermedad y sufrimiento.

Desde lo jurídico, explicó que la eutanasia ,también llamada “muerte asistida”, busca dar a las personas adultas y conscientes la posibilidad de interrumpir su vida cuando enfrentan una enfermedad terminal. La ley habla de dignidad, libertad de elección y de evitar el sufrimiento. Sin embargo, Ordeix subrayó que más allá de lo legal, como creyente no puede dejar de mirar este asunto desde la perspectiva de la Biblia.

La vida es un regalo

“El mensaje de las Escrituras me da paz: la vida es un don de Dios. No nos pertenece, sino que nos fue dada como un regalo”, expresó. Recordó además que en el libro de Génesis se afirma que fuimos creados a imagen y semejanza del Creador, lo cual significa que la vida tiene un valor incalculable y no podemos disponer de ella a nuestro antojo.

El dolor no estaba en el plan original

“Comprendo el sufrimiento. He acompañado de cerca a personas que enfrentan diagnósticos irreversibles y sé que no es fácil”, señaló. Para él, el dolor nos quiebra y muchas veces nos roba la esperanza, pero la Biblia enseña que ni la enfermedad ni la muerte estaban en el plan original de Dios, sino que son consecuencia del pecado y de la desobediencia.

En este punto recordó el libro de Job: “Job, un hombre justo, lo perdió todo y hasta deseó no haber nacido. Sin embargo, siempre dijo: ‘sea la voluntad de Dios’. Esa fe me enseña que aun en los momentos más oscuros lo mejor es confiar nuestra vida en las manos del Señor”.

La muerte no es el final

El doctor Ordeix destacó que si se mira solo la realidad presente, hablar de esperanza puede parecer ingenuo. Pero, según explicó, la Biblia revela algo más grande: “En Apocalipsis 21 se nos promete un cielo nuevo y una tierra nueva, donde ya no habrá muerte, ni clamor, ni dolor. Esa promesa me llena de confianza: la muerte no es el final, sino una etapa temporal antes de la vida eterna que Dios nos ofrece”.

 Ordeix señaló que como abogado comprende los argumentos legales a favor de la eutanasia. Pero como hijo de Dios, afirmó que cree firmemente que la vida está en manos del Creador: “Solo Él tiene la autoridad sobre el inicio y el final de nuestra existencia”.

Cerró su reflexión con un mensaje de respeto y esperanza: “Sé que no es fácil hablar de esto cuando el dolor golpea de cerca. No pretendo juzgar a nadie. Mi deseo es recordar que la Biblia nos muestra un camino distinto: el de la fe, la confianza en que Dios hará nuevas todas las cosas y la esperanza de una vida eterna donde el sufrimiento ya no existirá”.

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