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El pasado lunes fuimos testigos de una situación que refleja la realidad que muchas personas atraviesan cuando llegan a la emergencia del hospital. Llegamos a las 21:05 y permanecimos hasta las 23:55. Durante ese tiempo, lo más rápido de todo el proceso fue la parte administrativa: el registro y el triage se hicieron con agilidad. Sin embargo, la atención médica demoró demasiado. Entre las 22:00 y las 23:50 solo llamaron a dos pacientes. Incluso se pudo observar cómo algunas personas, cansadas de la espera, decidieron retirarse sin ser atendidas.

Es verdad que a las 22:45 ingresó una ambulancia con un paciente en grave estado. En ese caso, entendemos que se priorice salvar la vida, porque así debe ser. Pero lo cierto es que, en casi tres horas, apenas se atendió a un par de personas más, mientras otros seguían esperando con dolores y molestias. Un ejemplo claro: a las 23:50 recién fue recibido un paciente con dolor muscular insoportable, que luego de casi tres horas de espera solo estuvo cinco minutos con el médico. Queremos subrayar que la parte administrativa cumplió con eficacia. Sin embargo, preocupa que, en un servicio de emergencia, lo más rápido y eficiente sea solamente ese sector.

La respuesta de la directora

Debido a la apertura periodística que siempre mostró la directora del hospital, Dra. Gabriela González, decidimos informarle lo sucedido específicamente ese día. Muy amablemente respondió a nuestro mensaje. La doctora expresó sus disculpas por lo vivido y recordó que antes de su administración las esperas podían superar las seis horas. Señaló que con la reorganización lograron reducirlas, sobre todo en el horario de la PAI (de 12 a 18 horas). No obstante, explicó que en la noche suelen quedar solo dos médicos de guardia. También aclaró que el lunes ingresaron varias personas en grave estado, lo que obligó a destinar casi todos los recursos médicos y de enfermería, además de rayos X, laboratorio y farmacia, a estabilizarlas. En esos casos, quienes no tienen riesgo de vida quedan relegados a largas esperas.

Una conclusión necesaria

Entendemos los fundamentos de la directora y valoramos su disposición a dar respuestas. Pero al mismo tiempo, la experiencia del lunes deja en evidencia que la atención nocturna necesita ser reforzada. En una emergencia, salvar una vida siempre es la prioridad. Aun así, no debería suceder que quienes esperan por horas con dolores o malestares, se vayan a casa con la sensación de que lo más rápido del hospital fue solamente el trámite administrativo.

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