Se cumplieron 20 años de la reapertura del Hipódromo de Maroñas, una obra untada por el amor al turf y la inteligencia propia de un Presidente. El Uruguay en el 2003 era presidido por Batlle Ibáñez, entre otras cosas muy buenas, apostó, en tiempos muy difíciles, al patrimonio montevideano y uruguayo, le dió impulso nuevamente al Hipódromo de Maroñas, muchos fueron las críticas, pero la realidad le asistía razón a Batlle.

Uruguay, en la actualidad, ha logrado posicionar a la industria del turf uruguaya, a primer nivel internacional; generando, hace 20 años más de 1000 puestos diarios de trabajo, lo que sigue en pleno crecimiento. En definitiva la inteligencia de un presidente, con la visión de un apasionado, con mucho menos capital que otras mega obras, genera mucho más mano de obra que las multinacionales de UPM por ejemplo, en conclusión, en el acierto, es de caballero reconocerlo, Batlle no estaba equivocado. Por burrero y jorgista...