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La campaña, como siempre, olvidada
En la intersección de la Ruta 31, kilómetro 107, donde nace el camino hacia Paso Muñoz, se encuentra una imagen que resume el abandono que sufre el interior profundo de nuestro departamento. Una parada de ómnibus destruida, con un techo semidesprendido tras una tormenta, se mantiene allí como única opción de resguardo. Quienes deben esperar el ómnibus, lo hacen prácticamente a la intemperie, entre chapas vencidas y basura acumulada. Llueva o no, no hay otra opción, es lo que hay.
Las familias de la zona, con su termo y mate bajo el brazo, se detienen junto a los pastizales altos, esquivando residuos y enfrentando un paisaje de abandono. A escasos metros, una señal verde gastada por el viento y el tiempo todavía indica direcciones hacia Paso Muñoz, Cayetano Ramos, Zanja del Tigre y Pablo Fernández. Aunque deteriorada, la señal aún guía a los viajeros, resistiendo como un símbolo mudo de lo que debería estar mejor.
Este punto, que podría ser un pequeño oasis para quienes recorren estos caminos rurales, es en realidad el reflejo de la indiferencia. El reclamo es antiguo y sigue vigente, limpieza, sombra, un cesto de basura. Nada de eso aparece.
Mientras tanto, los pobladores del norte del departamento y los viajeros que transitan esta ruta hacen lo que pueden con lo que hay. En pleno siglo XXI, la campaña sigue esperando lo más básico. Y lo más triste es que las fotos no mienten. El abandono tampoco.
¿Hasta cuándo seguirá esta postal de olvido en el norte? ¿Quién se hará cargo?
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