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"Se van por la puerta de atrás" por Martín Ferreira Pinto
En estos días en los que el gobierno del Dr. Andrés Lima entra en su ocaso, Salto observa una especie de despedida a todo trapo… pero no con obras ni transparencia, sino con una ola de acomodos, clientelismo y desidia institucional como nunca se ha visto en la historia del departamento.
El reciente convenio colectivo firmado entre la Intendencia y ADEOMS, además de generar serias dudas en cuanto a su legalidad y sustentabilidad, confirma lo que muchos denunciamos desde hace tiempo: una administración más preocupada por consolidar su red de lealtades políticas que por gestionar con responsabilidad los recursos de todos los salteños.
300 colocados
La presupuestación de cerca de 300 funcionarios, en su mayoría vinculados por lazos de amistad, parentesco o militancia con el oficialismo, no es otra cosa que un acto de sirvenguenzura política, una jugada que busca condicionar al próximo gobierno desde el primer día. No se trata de estabilidad laboral para trabajadores que se lo han ganado con esfuerzo, sino que del goce de la tranquilidad económica para unos pocos amigos del "Limismo". Mientras las calles están rotas, los barrios siguen reclamando servicios básicos y las oportunidades para los jóvenes escasean, este gobierno elige premiar la obediencia partidaria antes que la capacidad o la necesidad real.
¿Y el sindicato?
Y del sindicato, lamentablemente, no podemos esperar otra cosa. Lo que alguna vez fue una herramienta de lucha por los derechos de los trabajadores, hoy parece ser una extensión más del oficialismo, cómplice silencioso, o ruidoso, de una forma de gobernar que hipotecó el futuro del departamento.
“Yo te acomodo y vos me votás”
Quienes creemos en un Salto distinto, más justo, transparente y con oportunidades reales, no podemos mirar para otro lado. No se trata de revancha, se trata de recuperar la dignidad de la política y de las instituciones, de poner fin al vale todo, al “yo te acomodo y vos me votás”, de pensar una gestión que esté al servicio de la gente y no de un proyecto de poder personal. Salto merece mucho más que esto. Y solo lo vamos a construir si se tiene coraje, con mucho trabajo y con la gente de bien.
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