Una salteña y dos sanduceras en Jamaica /
Atravesaron horas de tensión ante el poderoso huracán Melissa calificado de Grado 5
Lo que comenzó como un viaje soñado al Caribe terminó convirtiéndose en una experiencia de angustia y supervivencia para tres jóvenes uruguayas. La salteña Florencia Bordenave y Sofía Fernández y Nadia López, oriundas de Paysandú, habían planificado diez días de descanso en un exclusivo resort de la bahía de Negril, en el suroeste de Jamaica. Las tres residen actualmente en Montevideo y, aprovechando una atractiva promoción turística, decidieron disfrutar de playas cristalinas, clima tropical y el encanto jamaiquino.
Durante los primeros días, todo fue calma y alegría. Las jóvenes compartían en redes sociales imágenes del mar, la calidez del ambiente y la hospitalidad del personal del hotel. Pero el lunes por la noche, el tono de las vacaciones cambió abruptamente. Desde la recepción del resort, se convocó a todos los huéspedes para informarles que el huracán Melissa había alcanzado categoría 5, con vientos de hasta 320 kilómetros por hora, y se dirigía hacia la zona de Negril.
Fue una noche interminable
El anuncio desató el temor entre los turistas. El personal del hotel instruyó sobre los protocolos de emergencia: tapiar ventanales, permanecer en las habitaciones y, en caso de impacto directo, refugiarse en los baños, el área más segura ante los posibles destrozos. “Nos dijeron que debíamos encerrarnos y esperar. Fue una noche interminable”, relató una de las jóvenes en un mensaje posterior a sus familiares.
En Uruguay, la preocupación crecía.
Desde Salto, Paysandú y Montevideo, familiares y amigos organizaron cadenas de oración y seguían minuto a minuto las actualizaciones meteorológicas, mientras las comunicaciones se mantenían intermitentes. La tensión aumentó cuando las autoridades jamaiquinas confirmaron que el ojo del huracán pasaría directamente sobre la bahía donde se encontraba el complejo turístico.
El rugido del viento
El viento comenzó a soplar con fuerza durante la madrugada, acompañado de una lluvia torrencial. Las amigas permanecieron en contacto hasta que el suministro eléctrico se interrumpió, aunque el hotel logró restablecer parte del servicio mediante generadores. “Solo escuchábamos el rugido del viento y los golpes contra las paredes. Sentíamos miedo, pero tratamos de mantener la calma”, contó Florencia a su familia cuando logró reconectarse horas después.
El destino jugar a favor
Afortunadamente, el destino jugó a su favor. En la mañana del martes, cuando el huracán tocó tierra, Melissa se desvió unos 50 kilómetros al oeste, evitando el impacto directo sobre Negril. Los daños fueron menores: palmeras caídas, jardines destrozados y fuertes marejadas, pero el edificio principal del hotel y sus huéspedes resultaron ilesos. Ya en la tarde, con los vientos amainando y el sol intentando reaparecer, la sensación predominante era de alivio. “Fue una experiencia que no vamos a olvidar jamás. Pasamos del paraíso al miedo absoluto y otra vez a la gratitud”, escribió una de las sanduceras en redes sociales.
De regreso el domingo
Si las condiciones del aeropuerto lo permiten, las tres uruguayas regresarán este sábado en el vuelo que arribará a Carrasco el domingo 2 de noviembre, poniendo fin a un viaje que quedará en sus memorias no solo por las playas de ensueño, sino por el milagroso giro de un huracán que pudo haber cambiado sus vidas para siempre.
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