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En un mundo cada vez más interconectado, las experiencias de intercambio cultural cobran una relevancia fundamental. En Uruguay, la organización AFS está liderando este movimiento, promoviendo el aprendizaje intercultural a través de programas de intercambio que no solo transforman a los estudiantes, sino también a las familias que los reciben. Desde Paysandú hasta Salto, la coordinadora de recepción de AFS, Micaela Arcelus, está impulsando una campaña que invita a las familias uruguayas a vivir una experiencia inolvidable.

¿Qué es AFS? Una ONG con corazón voluntario

AFS (originalmente "American Field Service") es una organización no gubernamental de base voluntaria, dedicada a fomentar oportunidades de intercambio para estudiantes, docentes y familias. Su objetivo es claro: facilitar el aprendizaje intercultural mediante experiencias inmersivas.

“Lo que hacemos es promover oportunidades de aprendizaje intercultural para familias, docentes y estudiantes, enviando estudiantes uruguayos a distintas partes del mundo y recibiendo a jóvenes extranjeros en Uruguay”, explicó Micaela Arcelus en una entrevista en el Streaming de La Prensa.

Estos intercambios no son meras visitas turísticas: los estudiantes se sumergen por completo en la vida uruguaya, desde el idioma hasta la rutina cotidiana, pasando por la comida y las costumbres locales.

La triple C: cama, comida y cariño

Una de las principales misiones de AFS en Uruguay es encontrar familias anfitrionas dispuestas a abrir sus hogares y sus corazones a estudiantes del exterior. Pero, ¿qué se necesita para ser anfitrión?

“No se pide nada especial ni extraordinario”, asegura Micaela. Los tres requisitos fundamentales que define AFS son conocidos como la “Triple C”: cama, comida y cariño.

El estudiante necesita tener su propia cama (no un sillón, dado que la estancia puede durar hasta un año), un plato de comida en las comidas diarias, y sobre todo, cariño y contención emocional. “Para nosotros, lo más importante es el cariño. Realmente la idea es que ellos formen parte de la familia como un miembro más”, afirmó.

El rol de la familia y de la comunidad

Las familias anfitrionas no están solas. AFS actúa como intermediario entre la familia uruguaya y la familia del estudiante en el extranjero, acompañando el proceso de integración. Las escuelas también cumplen un papel vital, ya que es allí donde los jóvenes pasan gran parte de su tiempo y aprenden el idioma y las costumbres locales.

Micaela cuenta con orgullo su propia experiencia como anfitriona en Paysandú: “Hospedamos a un estudiante de Islandia por un año y a otro de Brasil por seis meses. Hoy en día son mis hermanos. Se generan vínculos tan fuertes que realmente se convierten en parte de tu familia”.

Aprendizajes que cruzan fronteras

Las historias de intercambio van más allá del estudiante extranjero. Son oportunidades para que las familias uruguayas descubran aspectos de su propia cultura a través los ojos del otro.

“Aprendí muchísimo, no solo sobre Islandia o Brasil, sino sobre nuestra propia cultura”, comparte Micaela. “Mi hermano islandés, por ejemplo, era muy frío al principio, muy distante. Pero se fue abriendo, se integró tanto que después, al volver a su país, extrañaba el cariño uruguayo”.

Estos intercambios tienen un poder transformador. A pesar de que no existe una compensación económica para las familias, la ganancia emocional y cultural supera cualquier valor monetario.

42 jóvenes listos para llegar a Uruguay

Actualmente, AFS se prepara para recibir a 42 estudiantes de todo el mundo que llegarán a Uruguay en agosto. El llamado a familias anfitrionas está más vigente que nunca. Ya sea por tres meses, seis o un año, la experiencia promete ser enriquecedora para todos los involucrados.

Quienes estén interesados pueden informarse a través del Instagram oficial de AFS Uruguay (@afs_uru), la página web afs.org.uy, o comunicarse directamente al 098 736 648.

Becas para docentes y jóvenes líderes

Además del programa de familias anfitrionas, AFS ofrece becas que también fortalecen los lazos internacionales desde otras perspectivas.

Una de ellas es "Educadores con Causa", una beca dirigida a docentes de Uruguay y Argentina que permite viajar durante dos semanas a Chile. Allí, los educadores se hospedan con una familia anfitriona y visitan centros educativos para conocer el sistema de enseñanza chileno. La beca cubre todos los gastos: pasajes, seguro médico, alojamiento y alimentación.

También está disponible la beca para asistir a la Youth Assembly en Nueva York y Filadelfia, dirigida a jóvenes de entre 18 y 30 años. Durante una semana, los seleccionados participan de talleres sobre problemas sociales, interculturalidad, liderazgo juvenil y mucho más.

Finalmente, cada año se abren becas completas para estudiantes de entre 14 y 18 años, que les permiten vivir una experiencia de intercambio en países como Japón, Hungría, Polonia, República Checa y Brasil. Estas becas también cubren todos los costos y representan una oportunidad inigualable de crecimiento personal y académico.

Una experiencia que deja huella

El mensaje que deja Micaela Arcelus es claro: vivir una experiencia de intercambio, ya sea como estudiante o como familia anfitriona, es una forma poderosa de aprendizaje. No se trata solo de viajar o recibir a alguien de otro país. Se trata de abrirse a nuevas perspectivas, cultivar empatía y formar vínculos humanos duraderos. “Los estudiantes que recibimos y enviamos se van con una mochila llena de aprendizajes. Pero también se la llevan las familias. Es una experiencia que deja huella en todos”.

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