La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) implementará durante el próximo verano una experiencia piloto que ampliará, por primera vez, el alcance del programa “Verano Educativo” a centros de educación media básica, incluyendo instituciones de Secundaria y de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU). El anuncio fue realizado por el presidente del organismo, Pablo Caggiani, quien destacó que la iniciativa busca dar respuesta a los efectos que el extenso receso estival tiene sobre los procesos de aprendizaje, especialmente en niños, niñas y adolescentes.

La edición 2025 del programa comenzará el próximo 8 de enero y se desarrollará en unas 140 escuelas de todo el país, dando continuidad a una política educativa que se aplica desde hace más de 30 años en el nivel primario. Sin embargo, la principal novedad será la incorporación de varios centros de educación media básica, en una prueba que permitirá evaluar su impacto en estudiantes de mayor edad.

Desde la ANEP se sostiene que existe evidencia acumulada sobre cómo la interrupción prolongada de las actividades educativas incide negativamente en el desarrollo de los estudiantes más pequeños y en los niveles de desempeño académico de quienes cursan ciclos superiores. En ese sentido, la propuesta apunta a generar espacios educativos alternativos durante el verano, que complementen el calendario tradicional sin desconocer las particularidades del país.

Caggiani subrayó que Uruguay cuenta con una estructura productiva y turística que históricamente ha determinado el cierre de los cursos durante los meses estivales, lo que obliga a pensar estrategias innovadoras para sostener los vínculos pedagógicos. “La idea es ofrecer experiencias de aprendizaje que alcancen a estudiantes de inicial, primaria y educación media básica”, explicó.

El plan piloto permitirá analizar el funcionamiento del programa en nuevos contextos educativos y, a partir de esa evaluación, considerar futuras ampliaciones o ajustes. Desde el organismo se remarcó que el objetivo central es fortalecer la continuidad educativa y reducir las brechas que pueden profundizarse durante el período de vacaciones.

La experiencia será monitoreada por las autoridades educativas, que consideran este paso como una instancia clave para repensar el rol de la educación en los meses de verano y su impacto en las trayectorias estudiantiles.