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El Banco Central del Uruguay (BCU) anunció un conjunto de cambios regulatorios orientados principalmente a la actividad bancaria, con un objetivo claro: reducir la fuerte dolarización de los depósitos y estimular que los ahorros de los uruguayos vuelvan al peso. La medida, de prosperar, podría tener efectos de amplio alcance, desde el sistema financiero hasta la forma en que se realizan negocios cotidianos que hoy se rigen casi exclusivamente por el dólar.

Uruguay ocupa actualmente el segundo lugar a nivel mundial en proporción de depósitos bancarios en dólares: cerca del 70% del total. Para el presidente del BCU, el economista Guillermo Tolosa, este fenómeno tiene consecuencias negativas para el desarrollo del país, ya que buena parte de esos fondos no se canaliza hacia inversiones productivas locales, sino que termina colocándose en activos en el exterior.

Menos incentivos al dólar, más atractivo el peso

La estrategia del BCU combina dos líneas de acción. Por un lado, se propone eliminar o reducir incentivos que hoy favorecen el ahorro en dólares. Por otro, se busca generar condiciones más atractivas para el ahorro en pesos uruguayos. El instrumento central será la modificación de los encajes bancarios, es decir, el porcentaje de los depósitos que las instituciones deben mantener inmovilizados como garantía de solvencia.

La idea es exigir encajes más altos para los depósitos en dólares y más bajos para los depósitos en pesos. De este modo, se encarece para los bancos captar dólares y se los incentiva a ofrecer más crédito en moneda nacional. En teoría, esto debería traducirse también en mejores tasas de interés para los ahorristas que opten por depósitos en pesos y rendimientos menos atractivos para quienes mantengan sus ahorros en dólares, aunque en la práctica influyen otros factores de mercado.

Apoyo bancario y diagnóstico compartido

Desde la banca privada, la iniciativa es vista con buenos ojos. Existe consenso en que una menor dolarización es positiva para el país, para las empresas y también para el propio sistema financiero. Los economistas locales coinciden en el diagnóstico: el nivel de dolarización de los depósitos es “demasiado elevado” y provoca que aproximadamente la mitad del ahorro de los uruguayos termine financiando emprendimientos fuera de fronteras.

Sin embargo, también hay cautela respecto a la efectividad de las medidas. La aceptación por parte de los ahorristas será clave. Se entiende que el éxito dependerá, en gran medida, de que la inflación se mantenga baja y estable. Con una inflación en torno al 4%, y eventualmente menor, el ahorro en pesos podría resultar más atractivo.

El rol de las Unidades Indexadas y la cultura financiera

Otra alternativa que gana consenso es el fomento de los depósitos en Unidades Indexadas (UI), una modalidad en pesos que se ajusta según el Índice de Precios al Consumo. Muchos especialistas consideran que esta opción ofrece una protección más clara frente a la inflación y podría ser un puente viable en el camino hacia la desdolarización.

Aun así, la mayoría reconoce que el proceso no será sencillo. El ahorro en dólares está profundamente arraigado en la cultura uruguaya como resguardo de valor, pese a que hoy ofrece rendimientos bajos y presenta volatilidad. Por eso, se señala como fundamental complementar las medidas del BCU con educación financiera y con cambios estructurales, como promover que bienes relevantes para las familias —viviendas y automóviles— vuelvan a comercializarse en pesos.

El desafío está planteado: modificar hábitos históricos para fortalecer la moneda nacional y el desarrollo económico interno.

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