Narcotráfico y violencia /
Una dura realidad que crece en el país
Recientes asesinatos vinculados a disputas territoriales, de mercado y ajuste de cuentas, entre bandas criminales han encendido las alertas, recordando los peligros de caer en una situación similar a la vivida por países, donde los cárteles han impuesto su ley. Esta preocupación no es exagerada; los hechos recientes confirman una escalada de tensiones que amenaza la seguridad y la paz social.
Un asesinato que marca la existencia de la guerra entre narcos
El asesinato de un joven de 18 años el pasado domingo en el barrio La Paloma de Montevideo, expone la cruda realidad del conflicto entre bandas. La víctima, hermano de Víctor Chineppe, presunto líder de una de las organizaciones criminales más activas de la zona, fue atacado en el patio de su propia casa por dos delincuentes que lo siguieron hasta allí. A pesar de no tener antecedentes penales, el joven parece haber sido alcanzado por la violencia que rodea a su familia.
Este episodio no es un hecho aislado. En agosto pasado, Víctor Chineppe fue el objetivo de un ataque brutal en el barrio Colón, donde tres personas que lo acompañaban fueron asesinadas y sus cuerpos calcinados en el interior de un vehículo. Aunque Chineppe logró sobrevivir, los eventos evidencian la guerra territorial que las bandas están librando en Montevideo.
Por su parte, una mujer de 29 años fue asesinada de una puñalada en el pecho. La agresión ocurrió en la tarde del pasado sábado en el barrio Villa Española, Montevideo. La mujer falleció este domingo en el Hospital Pasteur. Según informó la Policía, la joven tenía varios antecedentes penales, el último de ellos ocurrido en 2023 por receptación. Por otra parte, tenía un consumo problemático de drogas. Por eso, una de las hipótesis que maneja la Policía es que el homicidio tenga de fondo un altercado por pago de drogas, ya que ocurrió próximo a una boca de venta.
Violencia que trasciende la capital
La problemática del narcotráfico no se limita a Montevideo. En Durazno, una mujer de 46 años con antecedentes por venta y suministro de drogas fue asesinada en un tiroteo, acto que la Policía vincula a una disputa entre bandas rivales.
En Salto, ha sido llamativo, los varios casos de personas baleadas, que se han registrado sin denuncias formales, ya que las víctimas prefieren no involucrar a las autoridades, una muestra de la intimidación y el temor que generan estas organizaciones.
El hallazgo de un cadáver mutilado dentro de un vehículo incendiado cerca del lugar del asesinato en La Paloma es otro recordatorio de la brutalidad con la que operan estas bandas. Los indicios apuntan a que estas acciones son mensajes directos entre grupos que compiten por el control del mercado de drogas.
Factores que alimentan la violencia
La situación actual es el resultado de un conjunto de factores que convergen para facilitar el avance del narcotráfico en Uruguay. Entre ellos destacan: disputas territoriales: Las bandas buscan consolidar su control sobre zonas estratégicas para la distribución y venta de drogas.
Aumento de la demanda: El crecimiento del consumo interno ha generado un mercado más lucrativo, atrayendo a más actores criminales. Falta de recursos policiales: Aunque las autoridades realizan esfuerzos por contener esta violencia, la falta de recursos y personal limita su efectividad.
Impunidad: El temor de las víctimas y testigos a colaborar con las autoridades refuerza la sensación de que estos crímenes quedan sin castigo.
El peligro de caer en una situación incontrolable
Uruguay enfrenta el desafío de contener esta espiral de violencia antes de que se convierta en una situación incontrolable. La historia de países como Colombia y México sirve como una advertencia: una vez que los grupos criminales logran afianzarse, revertir su influencia se convierte en una tarea titánica que requiere décadas de esfuerzo.
Uruguay aún tiene la oportunidad de frenar el avance de estas organizaciones antes de que el problema escale a niveles insostenibles. La respuesta debe ser rápida, coordinada y contundente para evitar que la violencia ligada al narcotráfico destruya el tejido social del país.
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